Buenas y santas diría un paisano que me
acompaña fielmente en estos tiempos raros que nos toca atravesar y que sin duda
alguna lograron tocar muchas fibras de nuestro ser, para cambiar todo para
mejor. Es por eso que la historia que les traigo hoy hace honor a su título y
para empezarla decidí recurrir a su protagonista para musicalizarla. Así es
entonces, que arranco mis líneas mientras suenan bajito los acordes de “Alvear
musiquero” de la mano de don Carlos
Talavera con el Cuarteto Santa Ana de Ernesto Montiel.
Doris, la creadora de un grupo pequeño que
comenzó con otro nombre, y que hoy cuenta ya con una cantidad de miembros que
por supuesto no recuerdo el número total, pero se, y me consta, que es un punto
de encuentro de todos aquellos que compran, venden, y muchas actividades que se
desarrollan en un marco de mucho respeto no solo de quienes intervienen sino
también de quienes hoy lo administran. Doris es la creadora de “Corazón de
Mamá”, mi vecina del fondo y una de mis más fieles lectoras.
Su historia arranca en Alvear, hace 53 años
que cuenta orgullosa, dueña de una niñez bonita de esas que te llevas para
siempre, hija de Delia Méndez y Ramón Romero, cuenta que a los 12 años y por
esas cuestiones de la vida que uno nunca entiende, luego de separarse sus
papas, empezó una lucha muy grande en su vida, para salir adelante, para
progresar, junto a sus hermanos. A los 16 años tuvo la dicha de ser mama de una
princesa que vendría a su vida para darle una razón para vivir y hoy es su
ángel guardián que acompaña cada paso que da desde algún lugar. Con el tiempo
conoció al hombre que le dio cuatro hijos más, Analía, Fabio, Diego y Lucas.
Detiene su relato y vuelve a sus días con sus hermanos siendo niña, en su
pueblo, nostálgica, mientras me vuelve a reiterar que esa etapa aún sigue
marcada a fuego en su corazón pues lo que vendría después no iba a ser nada
fácil. Siguiendo a su compañero, llego a Mocoreta, con una mochila cargada de
sueños, de ilusiones; y aquí es donde mi relato vuelve a detenerse,
pues al escuchar sus próximas palabras, agradeciendo a quienes la ayudaron,
quienes le dieron la oportunidad de salir adelante, quienes la adoptaron como
familia como ella dice, y con quienes muestra un profundo agradecimiento; es
donde se me forma un lindo nudo en la garganta, pues antes de que ella me diga
los nombres de esas personas, yo sé que son nada más y nada menos que los dos
pilares que guían mi fortaleza: mis papas.
No es fácil seguir contando cuando alguien
habla así de los que más quiero, pero tengo suerte chamigos, pues en cada 10
historias que escribo, en la mayoría encuentro una caricia al alma y un
reconocimiento a mis queridos viejos y créanme que se me infla el pecho de
orgullo pues me demuestran que una vieja teoría que dicen por ahí que los
buenos héroes se mueren olvidados no es verdad, yo tengo la suerte de que cada
una de las personas que ayudaron mis viejitos, la mayoría gente humilde y
laburadora, no se olvida de esos gestos y lo cuenta cada vez que tiene
oportunidad, como en este caso mi protagonista.
Doris habla de las oportunidades en la
vida, en el saber aprovecharlas, y trae a su relato a Don Catalino Avalos, un
gaucho que le dio la oportunidad de empezar a recorrer un camino que hoy llena
sus días de felicidad y que le permitió mostrar todo aquello que tenía guardado
y que por estos días la hace tan feliz: su camino a la radio.
Junto a el comenzó una linda etapa que tenía
como objetivo difundir el chamame
tradicional nuestro, que por estos tiempos está siendo reemplazado por ese
chamamé bailantero, y que sin desmerecerlo, está dejando atrás una época
gloriosa nuestra que vale la pena rescatar.
Doris, habla de mi pueblo como su lugar en
el mundo, aquí donde nacieron sus hijos varones, mocoretaenses y tiene solo
lindas palabras para este pedacito de tierra que ambas amamos tanto.
Un día charlando con su hija Analía, una
linda piba que hoy sigue los pasos de su papa y es policía, surge la idea de
formar un grupo de personas en Facebook para ayudar, poder dar una mano, y con
ello la posibilidad de brindar la oportunidad de una salida laboral para los
que menos tienen. Así nace lo que hoy es “Corazón de Mamá”, lo que le permite
hoy ayudar a quienes más lo necesitan, poder dar una mano y que hoy nos tiene a
la mayoría de los que vivimos acá formando parte de él. Todo nació a modo
sencillo, con ferias, trueques, y de a poco fue creciendo para tener hoy más de
15.000 miembros.
En Corazón de mama las cosas están bien
claras y definidas, el respeto, las buenas costumbres, son reglas
fundamentales, como así también la ausencia de tintes políticos, religión, ni
críticas a las personas, entendiendo que no todos pensamos lo mismo y que eso
podía generar alguna que otra rispidez. Por estas épocas se hizo una excepción
con el tema religión pues Doris dice que es en estos momentos donde se nos hace
necesario, ya que es lo único que nos va a a ayudar a salir adelante: nuestra
fe.
Tampoco se permite la comercialización de
animales, ni la compra o venta de medicamentos, la primera por no parecerle
justo, y la segunda por que como ella dice zapatero a sus zapatos y para eso
están los médicos.
La intención del grupo es ayudar, dar una
mano, a los que más lo necesitan y hoy por hoy es uno de los más populares de
nuestra localidad.
Doris
vive el día a día, rescata la posibilidad de mucha gente, mujeres,
emprendedores que a través del mismo se lanzaron a realizar sus productos y
venderlos, y así poder ayudar en sus casas con el sostén diario, siempre
agradecida al pueblo que la cobijo, nunca se olvida de aquellos que le supieron
dar una mano cuando ella llego, y hoy elige devolver en esta forma, o llevando
alegría a través de su programa de radio.
Otra partecita de la historia que tenemos en
común es su conexión con el folklore, a través de quien hoy es una de sus
mejores amigas, Maury, y su escuela. Ellas son 7 mujeres que comparten los
mismos gustos, la misma pasión y forman parte del ballet “Remembranzas” y aquí
las quiere nombrar: Sonia, Maury, Sofía, Mercedes, Graciela, Nancy, de quien
rescata una amistad especial y una lealtad de esas que esta bueno reconocer.
Doris, a través de su rol de comunicadora
social tanto en su programa de radio como en el grupo que ella administra,
logro encontrar en mi pueblo, hoy también el suyo, la posibilidad de poder
hacer eso que tanto ama y disfruta: llevar alegría a través de la radio,
rescatar las raíces chamameceras y ayudar a quienes más lo necesitan.
La yapita de esta historia, además de ser mi
vecina, es que sin saber se transformó en una de mis más fieles lectoras del
blog; ella suele difundir, emocionarse con cada una de mis historias, y me lo
hace saber siempre a través de un mensajito; y lo que es más importante: yo
considero que la alegría se contagia, y uno de los objetivos de mis líneas es
justamente eso, hacer girar mi espacio y contagiar alegría por donde quiera que
vaya, y ella es una de mis grandes colaboradoras a la hora de hacer girar y
girar lo mío.
Doris sabe de tristezas, de lágrimas, de vida
difícil, de sueños perdidos algunos y otros cumplidos, pero sobre todas las
cosas sabe de superación, de volver a reinventarse y salir adelante por más dura que sea esta
vida que muchas veces se nos pone a cuesta arriba.
En estos tiempos en que es tan necesario
ayudarnos los unos a otros, la historia de Doris y su “Corazón de mamá” son un
lindo mimito al alma, porque no todo el mundo se brinda a los demás, a veces es
necesario recordar que mirar a nuestro alrededor y aportar un pequeño granito
de arena es muy importante.
Me despido de Doris con una linda sonrisa, de
esas que suele regalarme cada vez que lee mis historias, esa emoción contenida
que suelta sin ningún tipo de vergüenza, sé que siempre espera mis historias; y
esta vez; en particular, sé que está más ansiosa que de lo normal. Espero haber
estado a la altura de las circunstancias, espero que todos conozcan un poquito más
de una mina de barrio que la lucha día a día, con su inseparable Lucas, que es
el fiel compañero de su mama en cada emprendimiento que realizan.
Yo me despido hasta la próxima historia
mientras suena bajito, como quien quisiera dejar su sello en estas líneas “Apurate
José” entonado por la Sole de Arequito,
que cada tanto me lleva por los caminos de mi país, siguiendo el sonido
de su voz.
¡HASTA LA
PROXIMA HISTORIA CHAMIGOS!
BETTY DE MOCORETÁ CORRIENTES