Hablar sobre cada historia que llega a mi blog es siempre
una aventura diferente, es por eso quizás que suelo tomarme pausas medio largas
entre historia e historias y dejo que el duende que me trae vivencias desde
algún lugar me sorprenda y me las regale al azar. Así llega a mí la historia de
mi amiga Cristal, y pensando en una frase que me dejo casi al final de su
relato es que decido cambiar el comienzo de mis líneas. Buenas y santas diría
un paisano ahora sí, que esta vez me trajo una de esas historias que me
hicieron entender que nunca está todo dicho detrás de la fachada de las
personas que queremos.
A ella la ves; y es pura rebeldía en su ser; lo que muchos y me incluyo desconocemos, es quien habita dentro suyo, una mezcla de niña y mujer, que supo hacerse camino al andar, a pesar de tanto golpe que le dio la vida, y es por eso digo que me sorprendió. Quizás por eso percibí, apenas entre a su casa ese día que pactamos nuestra entrevista, que esa tarde sería diferente. Cristal se define orgullosamente como travesti y lleva su bandera por donde quiera que va con un orgullo hermoso, que a mí me sorprende pues yo no sé de géneros ni de costumbres, para mí es, fue y será siempre Cris, “The Queen” en mi vida.
Entonces nos ponemos a charlar, mates de por medio y
mirándonos a la cara, como tantas veces, ella inquieta porque no sabía de qué se trataba eso, y yo
tratando de que este tranquila, así que casi sin que se diera cuenta, nos
pusimos a charlar y nos perdimos en sus recuerdos de niña, cuando las cosas no
eran tan simples para alguien que desde que tuvo uso de razón supo que quería
dejar una huella en esta tierra diferente, y vaya si lo logro.
Cris tenía 13 años cuando salió a enfrentar un mundo que
por aquellos tiempos no estaba preparado para hablar de cosas como el orgullo
gay y otras yerbas que en la actualidad son tan habituales gracias a dios. Y
recuerda aquel día como si fuera hoy, me habla de una pavita negra que le dio
su mama y un par de ropas como única compañía. La abuela Ema y el abuelo Pedro
aparecen una y otra vez como un bello recuerdo que la supieron contener y que
siempre la esperaban con los brazos abiertos para que ella se sienta como en su
casa, como queriendo quizás curar ese dolor del desarraigo que dolía y mucho.
El hambre, la falta de oportunidades para alguien con esa luz tan linda y esas
ganas de gritarle al mundo quien era, la hipocresía y tantas miserias humanas
que aún hoy no se van del todo abrieron el camino de la prostitución para Cris.
Un mundo hostil, peligroso, un camino que muchas veces está asociado con la
vida habitual de los travestis, pero que muchos desconocen las causas que
llevan a elegirlo. Cris supo de no tener un plato caliente a la hora de la
cena, un abrigo y un techo seguro donde parar tantas veces, que los recuerdos
aun hoy ,que salen a la luz, despiertan en mi amiga lagrimas que salen
rebeldes, y que no se molesta en ocultar. La prostitución duele, hiere ahí en
esa fibra tan íntima nuestra donde muchos no son capaces ni siquiera de mirar. Un
amor de adolescencia, la iglesia evangélica y una oportunidad de cambiar de
vida llevaron a cris a Chajari un tiempo pero todo estaba destinado a pasar
aquí, en su lugar en el mundo, entonces siempre volvía sobre sus pasos al lugar
que la vio nacer. Entonces la charla va y viene de un tiempo al otro sin
escalas y de pronto cuando le pregunto por su niñez me habla de días de juegos
con sus hermanos, de vida de campo, de ordeñar las vacas, preparar quesos que
luego venía a vender al pueblo en un zulqui solita con su alma. Sus hermanos
son su orgullo más grande, y se le iluminan los ojitos cuando me habla de ese
lazo indestructible que hoy está más fuerte que nunca y que no supo de dudas
cuando las cosas se ponían duras para Cris. Sus hermanos siempre estaban. De vuelta en Mocoretá, las oportunidades
empezaron a salir para ella, hasta que
un viaje al sur marcaría un antes y después en su vida, ya que en ese lugar a
miles de km. Recibió una noticia que jamás hubiera esperado. Hoy a la distancia
entiende que por algo Dios quiso que todo pasara y quienes somos nosotros los
simples mortales para reclamar por sus designios. Pero Comodoro Rivadavia no
solo guarda ese día en que todo cambio para Cris, sino que también fue tierra
de oportunidades que jamás soñó tener y que disfruto como si fuera la última
vez. Su voz se quiebra de nuevo y las lágrimas asoman sin pausa mientras
recuerda a “la negra” como ella llama a quien hoy es su ángel guardián más
preciado y que guía sus pasos por donde quiera que va. Ese mundo de oscuridad
en que se sumergió después, aparece delante de mí a través de su mirada, y veo
ese dolor que aun duerme en sus recuerdos, hasta que una tarde en ese hall que
hacía de paisaje, en sus días de tormenta y miedo, le pidió a su hermana que la
ayudara a seguir. Esa noche soñó con esa
bonita morena de cabello cortito, que le sonreía cómplice y desde ese
momento todo comenzó a mejorar, despacito pero comenzó a mejorar. La transición
de cambiar su identidad viene a la charla de manera casual, entonces cuando se
aprobó la ley pasó a ser Cristal con esa seguridad con la que anda por la vida
dejando huellas por donde quiera que va. Después vendría el trabajo en blanco
que hoy le da esa estabilidad que cuida tanto, y esas ganas inmensas de ir aún
más allá, porque Cris no se detuvo y quiso terminar sus estudios secundarios, y
ponerse a estudiar enfermería, carrera que hoy cursa sin ningún tipo de inconvenientes. Cuando hablamos de sueños por cumplir
aparecen sus deseos de adoptar y convertirse en mama, con esa inocencia con la
que me cuenta que también quisiera construir un hogar para contener a todas
esas “cristales” que andan por la vida, peleando con un mundo que aún hoy se
empeña en ser hostil muchas veces. Cris dice y repite a lo largo de la charla
que ella quiere gritarle al mundo que se puede, que los sueños pueden volverse
realidad aunque de a ratos parezca una utopía lejana. Por qué el presente que
la tiene hoy, trabajando en blanco, cursando una carrera y al frente de su
emprendimiento propio supo de lágrimas y sudor, de noches de hambre y frio, de
oscuridad y miedo, pero que como esas aves que renacen desde las mismas cenizas
supo sortear todos los obstáculos y salir adelante y brillar como solo ella
sabe hacerlo. El amor, los amigos y la familia juegan un papel importante en su
vida y son esos pilares en los que se apoya para seguir adelante. Le pregunto
de pronto que le enseño esta pandemia y me habla de valorar esos momentos
preciados que vive con los suyos como si fuera el ultimo día. Cris es ejemplo
de superación, de saber cerrar viejas heridas del pasado y valorar las cosas
buenas que le dejo su niñez de pueblo, de coraje, de osadía que no muchos
tienen a la hora de pelearle a esta vida que muchas veces nos pone a prueba
para ver hasta donde somos capaces de soportar. Su presente la encuentra feliz,
en su pueblo, con su vida encaminada, más unida que nunca a sus hermanos,
liderando la comunidad de LGTB en nuestra ciudad, tarea que le dio la
posibilidad de ayudar a muchas de sus compañeras a tener oportunidades de salir
adelante. Tiene un viaje por hacer a Paris y una fobia difícil de superar, pero algo
me dice que esto va a ser solo una anécdota más para recordar entre nosotras un
día de estos, pero hay algo en común con ella que es parte responsable de que
yo este hoy escribiendo su historia. Cris es agradecida, tenemos al igual que
con Ramo, vida en común, recuerdos de pueblo, de esos que quedan grabados a
fuego en nuestras vidas, nuestras vidas son diferentes y van siguiendo su rumbo
sin prisa, pero cada vez que me la cruzo para mí las cosas no cambian, como
hace tantos años. Yo voy a seguir pasando y le voy a gritar por la calle, y
ella con esa desfachatez tan suya me va a responder con alguna de sus típicas
frases.
De esta historia me llevo la yapita de entender que detrás de esa personita que me recibe alegre cada vez que me ve se esconde una niña, hoy devenida en mujer que supo enfrentar al universo mismo y jugarse por sus sueños sin importarle nada ni nadie. Sueña con dejar una huella plantada para que el día de mañana quienes la recuerden digan que por estas calles alguien planto bandera de igualdad de oportunidades y se animó a soñar en grande. Cuando le pregunto qué le diría a la Cris de aquellos años, me sonríe nostálgica y me dice que le diría que se anime aún más, me pide que agregue en el final de mis líneas un mensaje para todos aquellos que sienten un ser diferente dentro suyo. Que se animen, que se jueguen por brillar, que existe la posibilidad de gritar al universo entero que sos diferente y que no por eso no tenes derecho a soñar. Sueña con ayudar a sus compañeras a luchar por un futuro mejor, me sonríe picara mientras yo sé que todo aquello que se proponga lo va a lograr. Porque si alguien nació para dejar un mensaje en este mundo loco es mi amiga Cristal. La música que la identifica tiene que ver con callejeros y un himno que solía cantar con sus compañeras de gira, pero la magia del duende que me trae historias me regala “brindis” de Soledad y se lo regalo pues encuentro en sus letras mucho de lo que supo vivir ella, me despido hasta una próxima historia, mientras recuerdo su frase de cabecera que reza “la belleza duele”, pero si yo tuviera que elegirle una sin duda alguna le diría” siempre voy detrás de lo que siento”.
HASTA LA PROXIMA CHAMIGOS
BETTY DE
MOCORETA CORRIENTES