sábado, 28 de enero de 2017

Diario de una gitana en soledad en compañía: “hoy rezando chamame edición 2017”

  Este destino amigos es sin dudas el empujón definitivo de que algo debía hacer con tanto recuerdo  amontonado en mi corazón, pues fue mirando a Romina y a Jorge, viéndolos emocionarse con las estrofas de una canción que ya ni recuerdo cual era supe que había llegado el momento de volver a escribir y que mejor que contando mis vivencias y la de tantos otros que sienten y viven cosas parecidas a las mías o diferentes pero que al final tienen un mismo culpable: una chica santafesina de Arequito.
  Corrientes llego lleno de trabas para llegar a la ciudad, si les tengo que mencionar alguna en especial fue la locura que se nos ocurrió a Jorge y a mi de irnos en camión (es lo bueno de vivir en un pueblo chico pues acá nos conocemos todos y la mayoría tiene un amigo, o un primo o lo que  sea que viaja en camión y con gusto nos contrata de cebadores oficiales de mate improvisado y nos deja de pasada en algún lugar que toque la gringuita esa que revolea el poncho), así que después de idas y vueltas cual calesita no pudimos hacer nuestra aventura por ese medio pero abrimos puertas para futuros destinos pues nos invitaron para llevarnos a cualquier lugar que ellos vayan y nos acerque a donde la Sole toque a cambio de unos mates y la compañía para hacer llevadero un trayecto que debe ser bien complicado hacerlo solo.
  En fin, pasaje en mano, kit fan (dícese de mochila viajera, celu, cargador portátil, auriculares, cámara, remera del grupo, un abrigo por si las moscas y la bandera de los ACV que gira y gira sin parar) partimos para Corrientes en el cole que un rato mas tarde nos reencontraría con los demás, porque eso también forma parte importante de cada  viaje, ya que si se puede tratamos de coincidir en horarios y servicios si es posible.
Difícil tarea dormir en el viaje de ida, porque allí se mezclan la ansiedad de ver a la cantora, con nuestras ganas de abrazar a los amigos, los nervios por los contratiempos a ultimo momento y a eso súmenle la sensación inexplicable que nos embarga solo a nosotros cuando sabemos que vamos arrimando kilómetros de una nueva gira: Esas cosquillitas en la panza como si fuera una primera cita.
Yanina, Jorge y yo no dormimos la noche anterior, así nomás chamigos, cada uno por razones diferentes pero por la misma causa: Soledad.
  Entonces parte del trayecto transcurrió en calma, hasta que llegamos a Curuzú Cuatiá donde nos esperaba una Herminia que subió preocupada porque no bajamos a recibirla para subirla al cole como hacemos siempre de locos ansiosos que somos nomas.  Claudia, la profe de maca que se sumaba a la gira por primera vez parecía no percibir aun lo que sentíamos así que pudo dormir sin dramas todo el recorrido.
  El cole estuvo mas vacío que nunca así que se transformo en un tour por cada asiento ya que arrancamos sentados adelante y terminamos en los últimos asientos, entonces subió Romina en Mercedes, y ya no hubo mas calma. Lo que surgió fue un final de viaje a pura risa entre las anécdotas de las giras y la alegría de volver a vernos después de casi un año de aquel 26 de Enero, pues para muchos de los que estábamos ahí era un nuevo comienzo y una responsabilidad pues cada vez que toca en Corrientes somos locales y se siente la presión. La temperatura con la que nos recibió la ciudad también fue protagonista pues hacia  35° a la sombra como solía decir el Maestro Landriscina, así que imagínense nomas.
  Gorrito puesto para aliviar tanto sol nos ubicamos en la entrada al anfiteatro “Transito Cocomarola” donde nos esperaban Andrea y Fabricio que para matar el tiempo hacían fila en una cola para recibir una antena social, si señores leyeron bien, ambos pensando que era la cola típica para entrar al predio y de puro distraídos nomás se pasaron un buen rato parados en el lugar equivocado, lo que nos deja una lectura especial  y pone al descubierto algo que ya sabemos de memoria: Lo  de despistados es definitivamente un  rasgo de los ACV litoral.
  Al rato nomas llegó Gisell esta vez sin Normita pero con la alegría que solo ella nos puede traer desde su Goya natal y que nos recibía con la alegría de quien recibe a un ser querido de esos que se van de viaje por ahí y regresan después de un largo tiempo, así te recibe Gisell.
  Oscar no seria Oscar si no nos diera esos dolores de cabeza que nos suele dar en las giras, así que llego tarde para variar y acompañado de dos tipazos que son la mezcla exacta de ternura, corazón gigante como una casa y desenfado. Así  los definiría yo y ya voy a hablar de ellos también en algún momento porque definitivamente merecen un lugar entre estas líneas.
  Entrar, esperar, girar, es parte del folclore de cada recital, la cola antes de ingresar lo tuvo todo chamigos pues se hizo fácil con una Yanina eufórica que no quedaba quieta, una Romy y su Jacky que hacían las veces de intermediarias entre una fila y otra, un Oscar mas loco que de costumbre y que iba y venia de un lado a otro sin parar mientras Charly y Eddy observaban nuestras bromas y se divertían de lo lindo.  Los demás colaboraban cada uno con una ocurrencia diferente  y así de repente nos abrieron las puertas y pudimos ingresar e instalarnos para disfrutar de una noche otra vez cargada de sensaciones bonitas y que me terminaron de decidir a terminar de darle forma a una idea que venia girando en mi mente hace muchísimo tiempo.
Soledad dice que en Corrientes se reza chamamé y es verdad, el correntino vive de una forma muy particular el amor por su música y el orgullo de pertenecer a la República de Corrientes como decimos a quien nos quiera oír, así que el show de esa noche fue a puro chamamé y despertó en los allí presentes algo que no todos los artistas pueden lograr, y que a nosotros no nos es ajeno pues estamos acostumbrados a vivirlo en cada encuentro con ella.
  Por un rato el anfiteatro fue una sola voz guiados por el inconfundible toque de una Soledad que con la serenidad de los años girando con su música y que cuando se  sube a un escenario se transforma en una gigante que nos transporta a todos a un universo donde conviven sin pena ni gloria canciones y emociones a flor de piel que nos emocionan  hasta las lágrimas y que tocan el alma del corazón mas reacio.
  Es imposible no identificarnos o asociar una parte de nuestra vida diaria en cada tema que interpreta con esa voz tan dulce y llena de matices, pocas veces vi un artista que tenga la capacidad de provocar tanto revuelo, lágrimas de emoción, saltos de euforia y tantos otros sentimientos, sin explicación  alguna arriba de un escenario, y aún no sé como lo logra, pero una de las razones por las cuales hoy puede festejar 20 años llevando su música por donde quiera que vaya empuñando su poncho como bandera es justamente eso, su capacidad para mantener intacto un romance con el público que se renueva en cada recital y que no conoce de fronteras.
  La Sole no cambia y no se olvida de quien es, eso lo sabemos todos los que la seguimos y lo demuestra en cada ocasión que puede, esa muchachita santafesina nos deja su alma arriba del escenario con sus canciones y nos desnuda su corazón al permitirnos verla emocionarse, por ejemplo, con un Julio Cáceres de los de Imaguaré que quiso acompañarla en “compadre que tiene el vino”  que esta artista canta de manera impecable. Sabemos que viajó 17 horas para llegar a vernos y sin embargo no lo aparenta en ningún momento del show, ella canta como si fuera la última vez y eso se nota, a puro corazón.
  En un momento nos regala una sorpresa que no esperábamos, pues toma su guitarra y nos cuenta que de camino a nuestra provincia y con la ilusión por contarnos cuan especial somos para ella decide cantar un tema que me animo a pronosticar es de esos que llegaron para quedarse.
   Principios se llama la canción que bautizo un J.J.Castelli, para nosotros simplemente  Juanjo, y que nobleza obliga debo decir, que en cada recital y ante una mirada picara y atenta de una Soledad, que observa sonriendo , juega con el publico armando un lindo ida y vuelta cuando pide un sapucay que anuncia un chamamé que esta por sonar como solo el lo puede hacer posible.
El  festival sigue su curso cuando se retira la artista pero  deja a todos con el corazón lleno de tanta emoción vertida en cada estrofa.
  Para nosotros la yapita de verla en el hotel esta vez es posible pues Soledad se toma su tiempo para sonreír, tomarse una foto o firmar un  autógrafo con todos aún a pesar de estar cansadísima y con poquísimas horas de sueño.
  El regreso es tranquilo y es injusto mencionar a cada uno de los que despedimos en el camino pues son muchos y me voy a olvidar de alguno seguramente, pero lo resumo en Eddy y Charly que seguramente ocuparan un montón de líneas por acá, ya que cuando voy a despedirlos me regalan un abrazo de esos que lo dicen todo sin necesidad de emitir palabra alguna y que me emocionan particularmente.
  A mi me espera otro destino, pero en el preciso momento en que me siento en el micro y antes de dormirme profundamente es cuando de pronto entiendo que es hora de compartir con los demás este mundo loco y mio que me lleva a viajar detrás de la Sole una y otra vez sin importarme nada.
  Quizás así dejen de preguntarme porque te he visto mil veces y no me canso, o porque te quiero cada día más cantora mía.
  Mis historias, las tuyas y las de todas las luces que seguimos a la chica de Arequito comienzan a cobrar vida en mi cabeza y hoy al fin puedo plasmarlas en formas de líneas.

                                                         ¡Los abrazo hasta el próximo encuentro chamigos!


                                                                                       Bety.
                                                                           Mocoretá, Corrientes.

Diario de una Gitana en Soledad: Mi primer encuentro y el nacimiento de una locura hoy conocida como ACV LITORAL.

Para entender el porque de tanto recuerdo bonito es necesario contar donde arranco esto, el día que decidimos hacerlo oficial, allá por el 2010 en Curuzú Cuatiá Corrientes, lugar que me encontró festejando el sueño de una guainita que alegra mis días es mi razón y mi motor: Mi Maca, quienes me conocen la conocen, porque donde voy yo esta ella conmigo, (hoy nos gano la partida Justin lamentablemente pero que le vamos a hacer chamigos, el pibe tiene onda parece) pero no se olvida de sus raíces, lleva escuchando a Soledad desde que daba vueltas en mi panza y aunque hoy deba sobornarla para que me acompañe conserva intactos los recuerdos que vivió junto al “Mundo Sole de mami” como lo llama ella. Por que pude transmitirle los valores de lo nuestro, de nuestra tierra, mi guainita sabe lo que es el folclore de la mano de la chica de Arequito y de su mamá, este espíritu aventurero que parece no tener final y que encontró la cómplice ideal a través de las giras. Así que para su cumpleaños me dijo mami vamos a ver La Sole y allí partimos desde Federación, lugar donde vivimos tantos años lejos de mi lugar en el mundo mi Mocoretá, en un viaje larguísimo que cuenta siempre con la complicidad eterna de mi vieja la persona sin la cual yo no podría hacer las locuras que hago, porque me banca en todas; porque  vive a través de mis viajes  estas vivencias. Ella me dice siempre: vos andá nena que la vida es una sola y ella esta siempre esperándome en la casa familiar allí donde pegadito nomás a ella tengo mi casita.
  A mitad de camino nos esperaba quien hoy  es mi compañero de andanzas, mi amigo un loco lindo y suelto que comparte mi locura, que se gano mi corazón no solo por arrastrarme en sus kilómetros, sino porque me entro por mi lado débil; si amigos se compro mi macarena, quienes conocen la bety saben que tienen el camino allanado si cuentan con la aprobación de  mi guainita.
  Jorge nos esperaba en la terminal de mi pueblito, paso obligado de nuestro viaje, con una sorpresa  que hoy mirando atrás me parece increíble ver como empezó: Un cartel hecho a mano en cartulina amarilla, hoy reliquia que rezaba ACV LITORAL y debajo del mismo Maca, Jorge, Bety y Agus.
  Si tengo que contar detalles de ese día, aparece por ejemplo el trayecto de ida con un Jorge emocionado que me tiraba la idea de armar un fans club y una Maca que solo quería viajar para ver a la Sole y contarle que la escuchaba desde que estaba en mi panza ( Pobrecita diría la señora un rato después cuando Maca la encontraba en la puerta del hotel después del recital y le contaba que desde antes de nacer ya sabía quien era la Sole).
  Una foto con el viejo y mítico primer micro de gira que tantas alegrías nos dió, la foto con el maestro Spinassi que hoy cuando la miro digo, la pucha que fue acertada porque hoy es una reliquia, una Agustina que se nos sumo temerosa y tímida pero con la ilusión intacta de ver a su ídola esta vez de local y que quedo bajo nuestro cuidado, con miles de recomendaciones de sus papis Elena y Domingo, dos amigos con mayúsculas que tiempo después compartirían muchisimos destinos junto a su niña y a nosotros. La historia de Agus y sus papás viajeros va a ser motivo de una crónica especial que mas adelante desandaré con más tiempo, esta vez me quedo con la niña que junto a mi Maca vivió uno de los momentos más lindos de su vida esa vez. Ella era local y anfitriona. 
  O tambien se me vienen recuerdos de un pibe que se nos apareció solitario vistiendo una remera de “Vivo en Arequito” que había vivido un tiempo antes y que hoy para nosotros es Oscar de libres o el gordo como nos gusta llamarlo cariñosamente. El y su loca manera de enamorarse una y otra vez en cada gira, pucha que se me amontonan recuerdos mientras escribo, ese día también se grabo “Lucerito alba”, que formo parte del disco “Vivo en Arequito”.
  La caminata alocada de Jorge y Maca dos cuadras adelante eufóricos mientras yo  detrás los seguía enojada porque me hacían caminar mas de lo que estaba acostumbrada. 
  Para el final de este cuento me quedo con mi encuentro con ella por primera vez y mi primer foto. Las primeras palabras y la inmensa emoción que sentí cuando la ví, tan simple, tan humilde, tan fresca; quizás ella no sepa aún el efecto que produce en nosotros y sea un poco inconsciente, o no, de lo importante que es en nuestras vidas.
  De ese día hay un recuerdo que permanece intacto en mi retina y fue verla escuchar  con tanta atención la anécdota de mi niña, una simpleza pocas veces vista en un artista de la talla de Soledad, lo esencial es invisible a los ojos dicen y es por eso que lo que vivimos ese día nos marco a todos. Me quedo con la sonrisa nostálgica de todos al volver a casa, sin saber que ese día empezaría un camino que aun no conoce final.
                   
                                                                     ¡Hasta el próximo encuentro chamigos!

                                                                                                Bety.
                                                                          Mocoretá, Corrientes.