sábado, 28 de enero de 2017

Diario de una Gitana en Soledad: Mi primer encuentro y el nacimiento de una locura hoy conocida como ACV LITORAL.

Para entender el porque de tanto recuerdo bonito es necesario contar donde arranco esto, el día que decidimos hacerlo oficial, allá por el 2010 en Curuzú Cuatiá Corrientes, lugar que me encontró festejando el sueño de una guainita que alegra mis días es mi razón y mi motor: Mi Maca, quienes me conocen la conocen, porque donde voy yo esta ella conmigo, (hoy nos gano la partida Justin lamentablemente pero que le vamos a hacer chamigos, el pibe tiene onda parece) pero no se olvida de sus raíces, lleva escuchando a Soledad desde que daba vueltas en mi panza y aunque hoy deba sobornarla para que me acompañe conserva intactos los recuerdos que vivió junto al “Mundo Sole de mami” como lo llama ella. Por que pude transmitirle los valores de lo nuestro, de nuestra tierra, mi guainita sabe lo que es el folclore de la mano de la chica de Arequito y de su mamá, este espíritu aventurero que parece no tener final y que encontró la cómplice ideal a través de las giras. Así que para su cumpleaños me dijo mami vamos a ver La Sole y allí partimos desde Federación, lugar donde vivimos tantos años lejos de mi lugar en el mundo mi Mocoretá, en un viaje larguísimo que cuenta siempre con la complicidad eterna de mi vieja la persona sin la cual yo no podría hacer las locuras que hago, porque me banca en todas; porque  vive a través de mis viajes  estas vivencias. Ella me dice siempre: vos andá nena que la vida es una sola y ella esta siempre esperándome en la casa familiar allí donde pegadito nomás a ella tengo mi casita.
  A mitad de camino nos esperaba quien hoy  es mi compañero de andanzas, mi amigo un loco lindo y suelto que comparte mi locura, que se gano mi corazón no solo por arrastrarme en sus kilómetros, sino porque me entro por mi lado débil; si amigos se compro mi macarena, quienes conocen la bety saben que tienen el camino allanado si cuentan con la aprobación de  mi guainita.
  Jorge nos esperaba en la terminal de mi pueblito, paso obligado de nuestro viaje, con una sorpresa  que hoy mirando atrás me parece increíble ver como empezó: Un cartel hecho a mano en cartulina amarilla, hoy reliquia que rezaba ACV LITORAL y debajo del mismo Maca, Jorge, Bety y Agus.
  Si tengo que contar detalles de ese día, aparece por ejemplo el trayecto de ida con un Jorge emocionado que me tiraba la idea de armar un fans club y una Maca que solo quería viajar para ver a la Sole y contarle que la escuchaba desde que estaba en mi panza ( Pobrecita diría la señora un rato después cuando Maca la encontraba en la puerta del hotel después del recital y le contaba que desde antes de nacer ya sabía quien era la Sole).
  Una foto con el viejo y mítico primer micro de gira que tantas alegrías nos dió, la foto con el maestro Spinassi que hoy cuando la miro digo, la pucha que fue acertada porque hoy es una reliquia, una Agustina que se nos sumo temerosa y tímida pero con la ilusión intacta de ver a su ídola esta vez de local y que quedo bajo nuestro cuidado, con miles de recomendaciones de sus papis Elena y Domingo, dos amigos con mayúsculas que tiempo después compartirían muchisimos destinos junto a su niña y a nosotros. La historia de Agus y sus papás viajeros va a ser motivo de una crónica especial que mas adelante desandaré con más tiempo, esta vez me quedo con la niña que junto a mi Maca vivió uno de los momentos más lindos de su vida esa vez. Ella era local y anfitriona. 
  O tambien se me vienen recuerdos de un pibe que se nos apareció solitario vistiendo una remera de “Vivo en Arequito” que había vivido un tiempo antes y que hoy para nosotros es Oscar de libres o el gordo como nos gusta llamarlo cariñosamente. El y su loca manera de enamorarse una y otra vez en cada gira, pucha que se me amontonan recuerdos mientras escribo, ese día también se grabo “Lucerito alba”, que formo parte del disco “Vivo en Arequito”.
  La caminata alocada de Jorge y Maca dos cuadras adelante eufóricos mientras yo  detrás los seguía enojada porque me hacían caminar mas de lo que estaba acostumbrada. 
  Para el final de este cuento me quedo con mi encuentro con ella por primera vez y mi primer foto. Las primeras palabras y la inmensa emoción que sentí cuando la ví, tan simple, tan humilde, tan fresca; quizás ella no sepa aún el efecto que produce en nosotros y sea un poco inconsciente, o no, de lo importante que es en nuestras vidas.
  De ese día hay un recuerdo que permanece intacto en mi retina y fue verla escuchar  con tanta atención la anécdota de mi niña, una simpleza pocas veces vista en un artista de la talla de Soledad, lo esencial es invisible a los ojos dicen y es por eso que lo que vivimos ese día nos marco a todos. Me quedo con la sonrisa nostálgica de todos al volver a casa, sin saber que ese día empezaría un camino que aun no conoce final.
                   
                                                                     ¡Hasta el próximo encuentro chamigos!

                                                                                                Bety.
                                                                          Mocoretá, Corrientes. 

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