sábado, 17 de febrero de 2018

CHAYA RIOJANA PARTE DOS







Así partí un Viernes rumbo a San José donde me esperaba una Steffy ansiosa que no puede dormir el día antes de viajar y aún no sabe porque, con una alegría que a mí me llena el alma cada vez que me la cruzo porque la veo genuina.
   Inconvenientes más , inconvenientes menos el destino quiso que embarquemos al dia siguiente lo que me permitió compartir más tiempo con mi compañera de ruta que hasta ese momento era mi única aliada en esta aventura, y así fue que llegamos a San Pedro, en donde ella era local ,y donde al igual que en Entre Ríos me recibieron con una calidez digna de destacar, porque no suele verse en esos días, y porque me han hecho sentir como si estuviera en mi casa. Asi es Steffy y los suyos, gente de ley que te recibe con los brazos abiertos sin dudar.
   Mientras esperábamos la hora de partir a la Rioja , se fue apoderando de mi una ansiedad que llevaba días ya suelta, porque había estado hablando a menudo con Silvio y Romy , los organizadores del viaje y que me sembró una curiosidad cada vez más intensa al oír hablar a través de Jorge y de Steffy de los chicos de Viajemos Juntos.
   Yo que suelo ser enemiga de las charlas vía teléfono porque se pierde la esencia misma de mirarse a los ojos y transmitir con miradas lo que no te sale con palabras, esta vez me deje llevar por la curiosidad que me despertó un gaucho misionero que se brindó sin ninguna duda y trato de darme toda la confianza del mundo, quizás presintiendo ese tonto prejuicio que me rodea a veces, y que me regalo para mi blog una de las historias mas lindas y tiernas que me he  topado: su historia de amor con Romy.
  Con toda esa carga a cuestas es que cuando llego la hora de subir al cole, cuando bajaron Romy y Silvio a recibirnos, supe que no me había equivocado con estos dos personajes increíbles que al verme llegar me volvieron a regalar esa alegría enorme con la que te recibe un ser querido que hace rato que no te ve; y supe que eso sería el comienzo de un viaje soñado.
   Antes de contar el trayecto del viaje que estuvo cargado de risas, anécdotas, mateadas por doquier y el mirar inquieto y constante por la ventanilla descubriendo paisajes, no puedo dejar de contar como nos sentimos el grupo completo, los que eramos extranjeros por así decirlo, ya que estábamos yendo por primera vez con personas que si bien compartían la misma locura por Sole y Naty que nosotros, apenas conocíamos.
   Lo puedo resumir muy fácil chamigos, porque nos sentimos uno más entre ellos, porque se ocuparon hasta el mínimo detalle para que estemos a gusto, porque se les notaba que nos esperaban tan ansiosos como nosotros de conocerlos a ellos, porque la alegría con la que nos sonreían se sentía genuina y cálida, como si supieran de nuestros miedos.
  Es aquí donde yo siempre digo que cobra vida esa magia que nos sobrevuela cada vez que coincidimos en un destino junto a Soledad y hace que todo sea más fácil.
  En el micro mientras reclamaban mis famosos amargos que ya son tradición en las giras, me encontré con la dulzura infinita que me provoca siempre Eddy y su desparpajo, que me conmueve hasta las lágrimas muchas veces porque ha tenido gestos conmigo tan solo por el hecho de ser fans de Soledad como el nada más, y que cada vez que sé que me lo voy a encontrar me roba mil y una sonrisas y esas ganas de abrazarlo y no soltármelo por un buen rato. Coincidir con Eddy es gratificante de mil maneras y es un sello seguro de que me la voy a pasar genial sin dudas, como también me pasa cada vez que suelo toparme con Claudito Cáceres o Claudio de Virreyes, que como cada vez que sabe que los ACV vamos a andar cerca siempre se hace un momento para compartir con nosotros, de puro disfrute nomas y que esta vez me dio el gustito extra de verlo bailar en el escenario de la chaya y poder disfrutar de ese enorme talento que tiene para la danza de nuestros orígenes.
    Claudio y su sonrisa fácil, Eddy y su picardía y Charly con esa buena onda que te transmite cuando te lo cruzas, Gigi con su sencillez y su dulzura, Sole con esa complicidad linda de la que nos hacía parte ,y los demás chicos, fueron sin duda alguna el combo para que el trayecto de ida que duro mil quinientas horas y una noches fuera más que llevadero, porque había sido que queda lejitos la chaya pue chamigo; es entonces donde entendí que tan locos estábamos en cuanto a sueños por cumplir , porque la chaya era un sueño de todos y fue muy difícil lograrlo.
   Nobleza obliga vuelvo a detenerme en Silvio y Romy, pendientes de cada detalle para con todos, atentos, preocupados por cada uno de los que viajábamos y con una predisposición constante, que yo desde ese lugar en que me pongo siempre para poder obtener detalles para mis historias, fui testigo privilegiado.

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