martes, 22 de enero de 2019

EL DIARIO DE UNA GITANA: HOY EL SUEÑO DE FÁTIMA Y LA SOLE





Cada vez que me tropiezo con una historia de estas que me cuenta al oído ese duende festivalero que cobra vida cuando coincido en algún destino con mi Sole de Arequito, mis comienzos son diferentes, a veces se va y vaga por los senderos detrás de mi gringa y vuelve a mí en forma de versos con miles de historias que merecen ser contadas sin duda alguna.
El sueño de la Sole y Fátima me llega y me atraviesa el alma aún antes de sentarme a escribirla; me llega a través de Vero de Lobos y si bien le digo a mi protagonista que se la recibo con gusto , le pido un tiempo para sentarme a plasmarla pues por estos pagos manda un gringuito llamado Nicolás que no sabe de blogs , ni de historias de fans, el solo sabe de reclamar a “su babu” y como estoy en vacaciones aún mi prioridad siempre es él y sus andanzas.
Pero no pude hacer más que sentarme y mientras escuchaba a Fátima, las ideas se me iban agolpando en la cabeza, como queriendo salir locas para contarles a quien quiera escuchar el sueño de mi invitada y la Sole.
Nobleza obliga, debo relatarles el mejor paisaje del mundo que me acompaña en mis versos: un patio lleno de verde, mesita en el patio, de esas que habitan solo en los pueblos, con sillones haciendo juego, con un parral de uvas, una planta gigante de paltas que me hace una hermosa sombra, mi papá en el patio de al lado con sus chamamés de todas las tardes mirando lejos como quien quisiera detener el tiempo mientras observa la vida pasar perdido en sus recuerdos y sonríe nostálgico, y mis infaltables amargos que terminan de completar un paisaje soñado que es sin duda alguna mi mejor inspiración.
Invito a Fátima a matear conmigo y la charla empieza a través de la Sole pero una y otra vez, se mezcla con nuestro “modo abuela”, en eso somos colegas, pues no solo hablamos de fan a fan, sino que también hablamos de Abuela a abuela (ámbas abuelas jóvenes para los que preguntan) ya que nuestros nietos e hijos interrumpen nuestro relato una y otra vez.

Pero la historia de mi protagonista es tan real que arranca de manera inevitable haciéndome emocionar, pues cuando la voy a musicalizar, pongo bajito a sonar “a la abuela Emilia” y ya la charla se predispone de otra manera.

Su sueño con la Sole ,y al final de estas líneas entenderán el porqué de este título, diferente al de las demás historias, comienza en el 96´ , un Verano, ese que cambiaría la vida de muchos de nosotros, cuando mirando la tele sin saber que hacer , da por casualidad con el Festival de Cosquín, aunque a mi protagonista no le gustara el folklore, y me cuenta que ya no pudo cambiar de canal, atrapada por esa muchachita santafesina que saltaba y cantaba a viva voz, con un poncho a cuestas mientras nosotros caíamos rendidos a sus pies sin poder evitarlo.


Al poco tiempo en Marcos Paz, me habla de una radio en la que todos escuchaban las ultimas noticias que acontecían  y me cuenta que cuando empezó a sonar pilchas gauchas ella supo que aquella voz que escuchaba y la muchachita santafesina que revoluciono el festival de Cosquin eran la misma persona. Y allí comenzó una bonita historia de amor que aún por estos días perdura y no ha escrito su final, ya que Fátima comienza a pedirla en la radio, a escucharla a todo volumen, cuando su esposo le regalo su primer cassette “Poncho al Viento” y que incluso contagio a sus 4 hijos de ese cariño entrañable por la música de Soledad y que hoy hace que todos compartan esa misma pasión. Me relata con un dejo de tristeza que en esa época la gringa fue a tocar a su lugar y por esas cosas que tiene la vida no pudo ir a verla, pero que no disminuiría su cariño por ella sino que al contrario. Fátima comienza a seguirla a través de las revistas que llegaban a su pueblo, enseñándoles a bailar Folklore a sus hijos a través de la música de su idola,a recorrer peñas,me cuenta que no se pierde actuación de ella en la tele y que si hubiese sido posible se hubiera recorrido todos los festivales solo para verla cantar, me habla de un álbum de recortes que cuida celosamente como un valioso tesoro y que comparte conmigo mientras yo no me atrevo a emitir palabra por miedo a que ella me deje de contar;nuestro relato solo se ve interrumpido por mis mates o nuestros nietos.
De repente respira hondo y su relato adquiere un matiz un poquito triste cuando me habla de esos golpes que te da la vida, pero que acompañados con su música siempre dolieron menos y me pregunta eso que todos nos preguntamos cuando la escuchamos cantar: ¿sabrá aquella muchachita santafesina cuán importante es su música en nuestras vidas y lo mucho que nos acompaña a todos los que la seguimos a través de tantos años. Hace una pausa mientras se toma un té y ante mis ojos aparece una taza con la cara de su artista favorita lo cual no me sorprende en lo absoluto y comienza a hablarme del adiós a su mama, un traspié que la marco a fuego ,pero que cuando el dolor amenazó con doblegarla , de la mano de sus hijos pudo cumplir uno de sus sueños al ir a verla al Gran Rex, donde Sole festejaba nada más y nada menos que sus “Diez años de Soledad”, y es como si nos transportáramos mágicamente a ese día ya que cuando Fátima cierra los ojos me cuenta que  al entrar y estar tan cerca de Sole, supo lo que era tener taquicardia pues su corazón empezó a latir tan fuerte que parecía que iba a salírsele del pecho, mientras apretaba la mano de una de sus niñas tan fuerte que ni cuenta se dio, enfundada en una remera que compro a la entrada y que uso durante todo el recital.
No pudo ver a la piba de Arequito que revolea el poncho en ese momento pero a nuestra protagonista no le importó, esa noche no la olvidaría más, pues fue como una bonita inyección de vida que aun hoy al rememorar hace que su corazón vuelva a enloquecerse otra vez. Me animo a preguntarle de repente que significa para ella su  ídola y que hizo que se decida a contarme un pedacito de su historia y me responde muy suelta que  la animo el deseo de que todos sepan que no es una cantante más, sino un ser lleno de luz, de energía inagotable, que de tan solo escucharla la sangre te cosquillea sin dudarlo y te inyecta pilas de las buenas. Su próximo destino, siempre junto a sus hijas y a su esposo fue Luján, donde tuvo la oportunidad de ver al gran Horacio Guarany , y que cuando le toco cantar a Sole se largó una tormenta que no impidió que todos se quedaran en el lugar viéndola cantar, porque ya sabemos quienes la hemos visto en varias ocasiones, y aun a través de los años de ser una figura consolidada, que la Sole nunca abandona a su gente.
La piba no se movió del escenario y esa noche , bajo una lluvia intensa canto “Luces”, uno de nuestros míticos himnos soledaenses,ante la mirada atenta de Fátima y su familia, que vivió una noche más de esas que solo podemos entender quienes queremos a la piba que revolea el poncho. Me habla de sus sensaciones al tenerla tan cerca, y sus ojitos brillan recordando, pues la vida una vez más iba a darle un revés duro a nuestra amiga y se avecinaban tiempos difíciles. En ese proceso de descubrir y pelear una de sus batallas más fuertes, tiene la posibilidad de ir a verla tocar en Morón y salto, bailo y canto las canciones de Sole como si fuera la última vez que iba a verla. De nuevo ese nudo en la garganta me obliga a frenar mi relato, y me levanto, pongo a sonar “bajo el cielo de mantilla” mientras ensillo mis amargos que ya perdieron su encanto pues los abandone atenta a la charla con Fátima.
La dura batalla que libró Fátima tuvo todos los fantasmas habidos y por haber, es así que en medio de la quimios, los eternos viajes, las horas que se pasó dando pelea, si bien siempre estuvo acompañada por los suyos, ella tenía su propio ángel que la protegía de todo mal  y matizaba todo aquello que amenazaba con hacerla flaquear: La música de la Sole que la acompaño desde el principio hasta el fin; aún en los peores momentos, cuando las lágrimas rebeldes no se detenían y llegaban sin cesar, ella no se rendía recuerda; ponía la música de la gringa a todo volumen mientras pedía en sus oraciones las fuerzas para continuar.
Es tan claro el relato de mi protagonista que las palabras simplemente me vienen solas, y no las puedo evitar, es como si me las dictara ella y me dijera exactamente que contar. Orgullosa me cuenta que tiene toda la discografía de Soledad y que su sueño es ir a verla a Cosquín y sacarse una foto con ella , mientras en mis oídos resuena una frase que le escuche decir a Sole en la Fiesta del Chamamé, cuando presentando “Principios”, un tema que inevitablemente me hace llorar, habla de que uno debe perseguir los sueños hasta alcanzarlos, que no importa cuanto tenes, ni de donde venís, que la vida esta para vivirla y que es así nomás.
Al igual que el relato de Vero la historia se vuelve desordenada, va y viene de principio a fin y viceversa,y me tiene atrapada sin poderme mover, mientras me habla sonriente de un twett de la cantora hacia ella que hizo que mi protagonista no supiera como reaccionar.
Fátima aún tiene mil batallas que librar, una de ellas la tiene ahora al pie del cañón, acompañando a su compañero de vida, que espera un transplante con la esperanza intacta pues tiene a su lado el mejor ejemplo: Fátima y su fortaleza inmensa.
La posibilidad de tener a su ídola cerca, se le escurrió de las manos como ese duende inquieto que me viene a visitar y me trae historias que contar, como aquella vez que la gringa venía a inaugurar una plaza de salud, y ella no pudo asistir por una recaída,pero ella no se rinde, como el primer día, afronta cualquier reto que el destino le quiera poner,a veces cansada pero nunca se deja ganar. Lleva la música de Soledad como bandera a quien la quiera escuchar, se imagina un encuentro con ella y las cosas que le dirá, mientras se vuelve a preguntar una vez más si la gringa santafesina tiene noción de cuán lejos es el alcance de su voz. Eso es algo amigos para lo que yo aún no tengo respuestas pues jamás se me dio por preguntarle, las veces que la tuve frente a frente, a mí, al igual que todos me gana el corazón y la sangre me empieza a cosquillear de tan solo escucharla hablar.
Tampoco se decirles en que momento el sueño de Fátima con la Sole se podrá hacer realidad, pero eso a mi protagonista no le importa mucho, para ella su música y ese ángel que acompaña a su ídola van a seguir acompañándola.
Me despido de mi protagonista y le pregunto, aunque ya se me la respuesta, cual es el tema que la identifica con Sole, y es “Brindis” sin duda alguna su caballito de batalla cuando las penas empiezan a ahogar. Me quedo con las lágrimas a medio andar, sumida en un letargo del que me  es muy difícil salir, emocionada, conmovida pero inmensamente agradecida de haber tenido la oportunidad de haber disfrutado de Fátima y su charla. Para esta altura mis amargos ya volvieron a perder sabor pero eso poco importa ya, mi protagonista me deja una hermosa lección y una frase que sin duda me vuelve a identificar con ella:” los sueños son solo sueños hasta que los hacemos realidad”.
Nos decimos adiós con la promesa de cruzarnos algún día, ella en busca de su sueño con la Sole y yo buscando historias en algún recital, de una cosa estoy segura, y es que esta charla no se va a quedar así nomás, pues en alguna que otra entrega Fátima va a cumplir su sueño y yo lo voy a poder contar.
                               Hasta la próxima chamigos!
                                               BETTY DE MOCORETÁ CORRIENTES

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