Cada vez que me
tropiezo con una historia de estas que me cuenta al oído ese duende festivalero
que cobra vida cuando coincido en algún destino con mi Sole de Arequito, mis
comienzos son diferentes, a veces se va y vaga por los senderos detrás de mi
gringa y vuelve a mí en forma de versos con miles de historias que merecen ser
contadas sin duda alguna.
El sueño de la Sole y
Fátima me llega y me atraviesa el alma aún antes de sentarme a escribirla; me
llega a través de Vero de Lobos y si bien le digo a mi protagonista que se la
recibo con gusto , le pido un tiempo para sentarme a plasmarla pues por estos
pagos manda un gringuito llamado Nicolás que no sabe de blogs , ni de historias
de fans, el solo sabe de reclamar a “su babu” y como estoy en vacaciones aún mi
prioridad siempre es él y sus andanzas.
Pero no pude hacer más
que sentarme y mientras escuchaba a Fátima, las ideas se me iban agolpando en
la cabeza, como queriendo salir locas para contarles a quien quiera escuchar el
sueño de mi invitada y la Sole.
Nobleza obliga, debo
relatarles el mejor paisaje del mundo que me acompaña en mis versos: un patio
lleno de verde, mesita en el patio, de esas que habitan solo en los pueblos,
con sillones haciendo juego, con un parral de uvas, una planta gigante de
paltas que me hace una hermosa sombra, mi papá en el patio de al lado con sus
chamamés de todas las tardes mirando lejos como quien quisiera detener el
tiempo mientras observa la vida pasar perdido en sus recuerdos y sonríe
nostálgico, y mis infaltables amargos que terminan de completar un paisaje
soñado que es sin duda alguna mi mejor inspiración.
Invito a Fátima a
matear conmigo y la charla empieza a través de la Sole pero una y otra vez, se
mezcla con nuestro “modo abuela”, en eso somos colegas, pues no solo hablamos
de fan a fan, sino que también hablamos de Abuela a abuela (ámbas abuelas
jóvenes para los que preguntan) ya que nuestros nietos e hijos interrumpen
nuestro relato una y otra vez.
Pero la historia de
mi protagonista es tan real que arranca de manera inevitable haciéndome
emocionar, pues cuando la voy a musicalizar, pongo bajito a sonar “a la abuela
Emilia” y ya la charla se predispone de otra manera.
Su sueño con la Sole ,y
al final de estas líneas entenderán el porqué de este título, diferente al de
las demás historias, comienza en el 96´ , un Verano, ese que cambiaría la vida
de muchos de nosotros, cuando mirando la tele sin saber que hacer , da por
casualidad con el Festival de Cosquín, aunque a mi protagonista no le gustara
el folklore, y me cuenta que ya no pudo cambiar de canal, atrapada por esa
muchachita santafesina que saltaba y cantaba a viva voz, con un poncho a
cuestas mientras nosotros caíamos rendidos a sus pies sin poder evitarlo.
Al poco tiempo en
Marcos Paz, me habla de una radio en la que todos escuchaban las ultimas
noticias que acontecían y me cuenta que
cuando empezó a sonar pilchas gauchas ella supo que aquella voz que escuchaba y
la muchachita santafesina que revoluciono el festival de Cosquin eran la misma persona.
Y allí comenzó una bonita historia de amor que aún por estos días perdura y no
ha escrito su final, ya que Fátima comienza a pedirla en la radio, a escucharla
a todo volumen, cuando su esposo le regalo su primer cassette “Poncho al
Viento” y que incluso contagio a sus 4 hijos de ese cariño entrañable por la
música de Soledad y que hoy hace que todos compartan esa misma pasión. Me
relata con un dejo de tristeza que en esa época la gringa fue a tocar a su
lugar y por esas cosas que tiene la vida no pudo ir a verla, pero que no
disminuiría su cariño por ella sino que al contrario. Fátima comienza a
seguirla a través de las revistas que llegaban a su pueblo, enseñándoles a
bailar Folklore a sus hijos a través de la música de su idola,a recorrer peñas,me cuenta que no
se pierde actuación de ella en la tele y que si hubiese sido posible se hubiera
recorrido todos los festivales solo para verla cantar, me habla de un álbum de
recortes que cuida celosamente como un valioso tesoro y que comparte conmigo
mientras yo no me atrevo a emitir palabra por miedo a que ella me deje de
contar;nuestro relato solo se ve interrumpido por mis mates o nuestros nietos.
De repente respira
hondo y su relato adquiere un matiz un poquito triste cuando me habla de esos
golpes que te da la vida, pero que acompañados con su música siempre dolieron
menos y me pregunta eso que todos nos preguntamos cuando la escuchamos cantar:
¿sabrá aquella muchachita santafesina cuán importante es su música en nuestras
vidas y lo mucho que nos acompaña a todos los que la seguimos a través de
tantos años. Hace una pausa mientras se toma un té y ante mis ojos aparece una
taza con la cara de su artista favorita lo cual no me sorprende en lo absoluto
y comienza a hablarme del adiós a su mama, un traspié que la marco a fuego ,pero
que cuando el dolor amenazó con doblegarla , de la mano de sus hijos pudo
cumplir uno de sus sueños al ir a verla al Gran Rex, donde Sole festejaba nada más
y nada menos que sus “Diez años de Soledad”, y es como si nos transportáramos
mágicamente a ese día ya que cuando Fátima cierra los ojos me cuenta que al entrar y estar tan cerca de Sole, supo lo
que era tener taquicardia pues su corazón empezó a latir tan fuerte que parecía
que iba a salírsele del pecho, mientras apretaba la mano de una de sus niñas
tan fuerte que ni cuenta se dio, enfundada en una remera que compro a la
entrada y que uso durante todo el recital.
No pudo ver a la piba
de Arequito que revolea el poncho en ese momento pero a nuestra protagonista no
le importó, esa noche no la olvidaría más, pues fue como una bonita inyección
de vida que aun hoy al rememorar hace que su corazón vuelva a enloquecerse otra
vez. Me animo a preguntarle de repente que significa para ella su ídola y que hizo que se decida a contarme un
pedacito de su historia y me responde muy suelta que la animo el deseo de que todos sepan que no
es una cantante más, sino un ser lleno de luz, de energía inagotable, que de
tan solo escucharla la sangre te cosquillea sin dudarlo y te inyecta pilas de
las buenas. Su próximo destino, siempre junto a sus hijas y a su esposo fue
Luján, donde tuvo la oportunidad de ver al gran Horacio Guarany , y que cuando
le toco cantar a Sole se largó una tormenta que no impidió que todos se
quedaran en el lugar viéndola cantar, porque ya sabemos quienes la hemos visto
en varias ocasiones, y aun a través de los años de ser una figura consolidada,
que la Sole nunca abandona a su gente.
La piba no se movió
del escenario y esa noche , bajo una lluvia intensa canto “Luces”, uno de
nuestros míticos himnos soledaenses,ante la mirada atenta de Fátima y su
familia, que vivió una noche más de esas que solo podemos entender quienes
queremos a la piba que revolea el poncho. Me habla de sus sensaciones al
tenerla tan cerca, y sus ojitos brillan recordando, pues la vida una vez más
iba a darle un revés duro a nuestra amiga y se avecinaban tiempos difíciles. En
ese proceso de descubrir y pelear una de sus batallas más fuertes, tiene la
posibilidad de ir a verla tocar en Morón y salto, bailo y canto las canciones
de Sole como si fuera la última vez que iba a verla. De nuevo ese nudo en la
garganta me obliga a frenar mi relato, y me levanto, pongo a sonar “bajo el
cielo de mantilla” mientras ensillo mis amargos que ya perdieron su encanto
pues los abandone atenta a la charla con Fátima.
La dura batalla que
libró Fátima tuvo todos los fantasmas habidos y por haber, es así que en medio
de la quimios, los eternos viajes, las horas que se pasó dando pelea, si bien
siempre estuvo acompañada por los suyos, ella tenía su propio ángel que la protegía
de todo mal y matizaba todo aquello que
amenazaba con hacerla flaquear: La música de la Sole que la acompaño desde el
principio hasta el fin; aún en los peores momentos, cuando las lágrimas
rebeldes no se detenían y llegaban sin cesar, ella no se rendía recuerda; ponía
la música de la gringa a todo volumen mientras pedía en sus oraciones las
fuerzas para continuar.
Es tan claro el relato
de mi protagonista que las palabras simplemente me vienen solas, y no las puedo
evitar, es como si me las dictara ella y me dijera exactamente que contar. Orgullosa
me cuenta que tiene toda la discografía de Soledad y que su sueño es ir a verla
a Cosquín y sacarse una foto con ella , mientras en mis oídos resuena una frase
que le escuche decir a Sole en la Fiesta del Chamamé, cuando presentando
“Principios”, un tema que inevitablemente me hace llorar, habla de que uno debe
perseguir los sueños hasta alcanzarlos, que no importa cuanto tenes, ni de
donde venís, que la vida esta para vivirla y que es así nomás.
Al igual que el
relato de Vero la historia se vuelve desordenada, va y viene de principio a fin
y viceversa,y me tiene atrapada sin poderme mover, mientras me habla sonriente
de un twett de la cantora hacia ella que hizo que mi protagonista no supiera
como reaccionar.
Fátima aún tiene mil
batallas que librar, una de ellas la tiene ahora al pie del cañón, acompañando
a su compañero de vida, que espera un transplante con la esperanza intacta pues
tiene a su lado el mejor ejemplo: Fátima y su fortaleza inmensa.
La posibilidad de
tener a su ídola cerca, se le escurrió de las manos como ese duende inquieto
que me viene a visitar y me trae historias que contar, como aquella vez que la
gringa venía a inaugurar una plaza de salud, y ella no pudo asistir por una
recaída,pero ella no se rinde, como el primer día, afronta cualquier reto que
el destino le quiera poner,a veces cansada pero nunca se deja ganar. Lleva la
música de Soledad como bandera a quien la quiera escuchar, se imagina un
encuentro con ella y las cosas que le dirá, mientras se vuelve a preguntar una
vez más si la gringa santafesina tiene noción de cuán lejos es el alcance de su
voz. Eso es algo amigos para lo que yo aún no tengo respuestas pues jamás se me
dio por preguntarle, las veces que la tuve frente a frente, a mí, al igual que
todos me gana el corazón y la sangre me empieza a cosquillear de tan solo escucharla
hablar.
Tampoco se decirles
en que momento el sueño de Fátima con la Sole se podrá hacer realidad, pero eso
a mi protagonista no le importa mucho, para ella su música y ese ángel que
acompaña a su ídola van a seguir acompañándola.
Me despido de mi
protagonista y le pregunto, aunque ya se me la respuesta, cual es el tema que
la identifica con Sole, y es “Brindis” sin duda alguna su caballito de batalla
cuando las penas empiezan a ahogar. Me quedo con las lágrimas a medio andar,
sumida en un letargo del que me es muy
difícil salir, emocionada, conmovida pero inmensamente agradecida de haber
tenido la oportunidad de haber disfrutado de Fátima y su charla. Para esta
altura mis amargos ya volvieron a perder sabor pero eso poco importa ya, mi
protagonista me deja una hermosa lección y una frase que sin duda me vuelve a
identificar con ella:” los sueños son solo sueños hasta que los hacemos
realidad”.
Nos decimos adiós con
la promesa de cruzarnos algún día, ella en busca de su sueño con la Sole y yo
buscando historias en algún recital, de una cosa estoy segura, y es que esta
charla no se va a quedar así nomás, pues en alguna que otra entrega Fátima va a
cumplir su sueño y yo lo voy a poder contar.
Hasta la próxima chamigos!
BETTY DE MOCORETÁ CORRIENTES
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