viernes, 11 de enero de 2019

EL DIARIO DE UNA GITANA: HOY LA HISTORIA DE YANI DE MOCORETÁ

   A veces el duende que me trae historias se vuelve insistente y se queda dando vueltas por aca , por mi lugar en el mundo como buscando historias, receloso y escondido en mis cuentos. Es asi que logró encontrar para mi esta historia, que cuando se trata de alguien que conozco y quiero ,tiene un matiz diferente, pues es doble el compromiso, es muy difícil separar la gitana que escribe con la piba de pueblo que comparte a diario un montón de cosas con la protagonista de mi historia de hoy.
No voy a dar mas vueltas entonces, me dejo ganar por el  corazón y los dejo con la historia de Yanina, la sobrina como le digo yo, yani para los chicos y una de las personas con la que disfrute tantos km detrás de sole, que ayer me dio una de las noticias mas lindas en mucho tiempo: que me la voy a encontrar de nuevo en una gira, y que de repente todo vuelve a ser como antes.
Las charlas con Yani siempre son mate de por medio, la música de la sole sonando bajito, y las risas y son sus ojos los que hablan mas que ella, porque mi amiga es pura expresión cuando habla de su Sole de Arequito, su cable a tierra como ella la llama.
Ambas compartimos un plus extra, nuestro lugar en el mundo, ese lugarcito mágico del que nos hemos ido y vuelto para ya no irnos mas, que llevamos con orgullo por donde quiera que vayamos: Mocoretá.
Me toca ser espectadora de lujo en su historia con la Sole pues yo la vi llegar a nosotros,mezcla de timidez, emoción de ver a su ídola por primera vez en vivo, encima de locales al fin, asi que su debut con la piba que revolea el poncho fue entre papelitos, locura , nervios y esa magia que cobra vida en los recitales y que solo los que la vivimos entendemos de que se trata.
Es muy difícil contar la historia de "la sobrina", pues me gana el cariño, y no me deja ser objetiva, pero hacemos el intento y nos ponemos serias, el rato suficiente como para contarme que escucho a Sole por primera vez cuando tenía aproximadamente 8 años, con un cassette que le regalo su papá Pedro, uno de sus grandes amores, pero que no tuvo dimensión de lo que era realmente ese mundo loco en el que todos giramos hasta que la gringa vino a Mocoretá, y cantó frente a nosotros, una banda de locos que ya tenía un montón de km. andando.Para nosotros fue una noche distinta, pues éramos locales al fin, pero para ella fue el comienzo de una linda locura que aún hoy perdura y que hace que ella vuelva a girar con nosotros una vez más.
Su primera foto con Sole fue en Santo Tomé al año siguiente, lugar al que fue en una misión muy importante que cumplió de manera impecable: buscar el saludo para mi niña que en ese entonces cumplía 15 años y que soñaba con un saludo de mi cantora ya que ella giraba conmigo detras de Soledad desde siempre.
La veo emocionarse como esa vez que la tuvo por primera vez cerca, y me cuenta con esos ojitos tan expresivos suyos que cuando la vió bajar del micro, en el hotel temblaba de nervios, y la gringa la tomó de la mano y le dijo:"tranquila, todo va  a estar bien, yo estoy aca con vos".Asi fue su primera foto con la piba santafesina, y después de ese saludo, y esa foto, me cuenta que se sento frente al hotel, en una galería y las lágrimas llegaron fáciles,de repente, sin que pudiera detenerlas, como quien logra alcanzar un sueño que hasta ese momento le era esquivo.
Las anécdotas con Yani hay millones, y las tengo guardadas todas en mi corazón de manera privilegiada pues como dice ella, compartimos juntas el 90%  , puedo mencionar algunas, y en mi blog, en las historias de cada uno del grupo de amigos que pasó por aca, es inevitable que no aparezca ella y esa locura que trae consigo, como cuando fue a verla al ópera en un  viaje relámpago, o la primer fiesta del chamamé que le tocó vivir,de la mano de los chicos, y es ahi donde me vuelven a ganar los recuerdos y aparece frente a mi una Yani parando el tránsito en Cosquín, silbato en mano, para que el grupo que venía detras cruce la calle(o sea nosotros), ante la mirada asombrada de todos los que pasaban por allí en ese momento, esa eterna declaracion de amor al Cordobés en medio de la Próspero Molina, ese silbato que no nos dejo dormir a ninguno en el viaje de ida y que se ganó la amenaza de todos si no quedaba quieta, pero que no surtió ningun efecto pues Yani y su silbato fueron sin duda alguna protagonistas de aquel viaje mágico que hicimos a festejar los 20 años de una noche que nos cambió la vida a todos.
¿Te acordás del viaje a Paraná bety me dice de repente? y si, claro que lo recuerdo, si viajamos con lluvia todo el trayecto, llenos de miedos, con el show a punto de suspenderse, pero con la alegría y las ganas intactas, entonces esa noche el ángel que acompaña a Soledad hizo de las suyas y nos permitió vivir otra noche mágica escuchándola cantar.
Aparece también el recital de Concordia, nosotros en primera fila, y una Sole pidíendole a Yani que haga uno de sus clásicos sapukay,como ese que parada arriba de una silla hizo en Corrientes en la fiesta del chamamé tiempo después.
Esa emoción de yani era una hermosa costumbre que sucedía en cada show, como el día que festejamos su cumple en San José y fuimos testigos privilegiados de un momento que ella jamás va a borrar de su corazón.
O en aquel mítico Arequito del 2017, cuando nos junto a todos y nos hablo con el alma rota de sus ganas de parar un poco y bajarse por un tiempo, una noche que para mi fue solo un hasta luego, porque así lo viví y decidí quedarme con la ilusión de que un día como ayer por ejemplo ella me iba a escribir y me diría ¿Chamamé, gira, voy?
Estoy llena de recuerdos con "la sobrina", y es imposible plasmarlas de una sola vez, es por eso que como mencionaba antes, es tan normal que se aparezca en las demás historias del resto de los chicos que viajamos a ver a Sole, porque el hecho de que ella viaje significa que mis horas de sueño se reducen a nada, porque va enchufada a 220 y es imposible pararla, porque es pura chispita, porque los viajes sin ese lenguaje tan suyo(entenderan el porqué) eran diferentes de pronto,en fin, solo se que esta de vuelta con nosotros y que esa alegría esta intacta, como su amor por la piba de Arequito.
Antes de despedirnos hablamos de otro legado que compartimos ambas , pues yo le cuento que le estoy enseñando a Nicolás a disfrutar a puras chacareras con la Sole y ella me dice que su Ayme, aun sigue atentamente todo lo que la Shole trae de nuevo a través de su famosa tía y ahi esta esa emoción intacta que vuelve una y otra vez, asi es todo con Yani siempre.
Nos espera la Fiesta del Chamamé, una cita obligada para los locales, y yo me voy predispuesta de otra manera, en veredas diferentes, arrancando un nuevo sueño, con los mismos locos de siempre, renovados ahora, pero convencida de que hay cosas que definitivamente no cambian y eso me llena el corazón.
Yanina y su locura estan de vuelta, y yo soy nuevamente testigo privilegiada de ese regreso, la veo sonreir de nuevo, con los ojos llenos de lágrimas recordando lo vivido, le reclamo un regalo prestado que le hice antes de que viaje a Arequito y de pronto me doy cuenta de que estamos de nuevo como si no hubiera pasado el tiempo, ella desordenando mi rutina como antes, y yo dejándome llevar feliz.
Por acá las cosas vuelven a ordenarse, de a poco, tenemos lo que hay que tener, viajámos todos detras de esa voz inconfundible que nos invita a soñar  una y otra vez.
 Yo me despido hasta prontito, pues algo me dice que ese duende que me visita a menudo no se quiere ir tan fácil, por aquí respiramos chamamé, te vemos venir gringa hermosa y te esperamos ansiosos, pero no me voy en silencio, suena como un lindo presagio "mi pueblo" en una versión acústica que yo me siento a disfrutar mientras por aquí la vida simplemente sigue, en mi lugar en el mundo, espero que hayan disfrutado tanto de la historia de Yani y la Sole como la disfrute yo.
                                     Hasta el próximo encuentro chamigos.
                                                                      Betty de Mocoretá
                                       

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