jueves, 2 de febrero de 2017

Diario de una gitana en soledad: Hoy “Cosquín un sueño de 20 años allá a lo lejos”

   Acá ando otra vez con las ideas toditas alborotadas esperando salir libres cual si fueran pájaros y como les dije no me pidan cronología exacta , ni fechas ordenadas, todo me sale así nomás, libre, voy a volver sin duda alguna una y otra vez sobre alguna fecha, pues me lo va a recordar algún compañero de andanzas que me vaya cruzando por ahí y se anime a refrescarme la memoria diciéndome por ejemplo: ¿Te acordás bety de tal o cuál cosa? Yo creo que eso va a hacer de esto  algo lindo que todos vamos a recordar, repito se aceptan anécdotas,  todo aquello que nos traiga lo que vivimos y es tan lindo compartir con los demás, sino nos ponemos egoístas ¿vio?.
   Esto viene a colación y en respuesta a muchas personas que me preguntan como es el mundo ese raro que me gusta tanto y que me hace armar mi mochila viajera una y otra vez cada vez que puedo.
   Así empezamos a soñar Cosquín, una de esas tantas noches en la galería de casa con Jorge, bajo un lema especial, había que estar en esa noche de los 20 años, donde todo comenzó allá por el 96, tengo que decirles estaba un poco harta de ver el festival por la tele, yo también quería saber que se sentía pisar la famosa Plaza Próspero Molina, así que aún sabiendo que el amigo me volvería loca con los preparativos decidí sumarme a esta odisea.  Y bien dicha esta la palabra: que despiole chamigo resulto armar aquel viaje, desde juntar la cantidad necesaria, entradas, forma de pago, uno que llegaba , otro que no se decidía y nosotros ahí firmes sabiendo adonde queríamos llegar  y cuando te toca armar este tipo de eventos es cuando uno empieza a cosechar lo que siembra.
  Ustedes dirán porque les digo esto, pues bien simple es la respuesta; el mundo Sole es uno de esos universos mágicos que cuando se trata de unirse para llegar hasta ella y hacerla sentir que esta acompañada se vuelve uno solo y echa a andar sin prisa pero sin calma.  Entre luces nos ayudamos chamigo, por eso cuando levante  el teléfono y le dije a un cordobés simpático y de ojos transparentes como Leo, necesito que me saques un número de entradas que ahora de solo recordar me da impresión por la cantidad, sin ningún tipo de dramas me dijo: Quedate tranquila bety, conta con eso.
   Así es el cordobés, gaucho de ley como hay tantos por acá, a cambio me pidió un abrazo de esos que yo regalo cuando no me salen las palabras para agradecer un buen gesto (me olvide de contarles, mientras les relato  me acompaña una dulce voz desde tocando al frente esta vez).
   Entonces fueron llegando personas maravillosas el día del viaje; la mayoría desconocidas para mi, pero cercanas a Jorge; fue así que conocí a Gisell y a su mamá Norma; una gringa bonita de sonrisa franca que llego a casa con una de las personas mas copadas que conocí a través de mis viajes detrás de la Sole,  la mamá de Gisell es una de esas minas con la que te podés reír hasta que te duela la panza sin ningún cargo de conciencia, o a Taty que llego viajando desde su Formosa natal sin conocernos y con la misma locura que teníamos todos acá; toda timidez al principio se apareció la piba; estos días me la crucé en la fiesta del chamamé y mientras yo me venía despistada ella me grita:¿wep usted no se piensa despedir de mi?, al volverme sorprendida y regalarle uno de esos abrazos que son tan míos me encontré preguntándome donde quedo esa adolescente tímida que llego a casa y que apenas emitió palabra durante el viaje de ida.
   Sin duda alguna quedo grabado  a fuego ese viaje para todos, como nota especial  y ante mi abandono de hermana que aún hoy me reclaman, Taty se encontró sentada junto a Ale, uno de mis hermanos que por primera vez en años me acompañaba a una gira y eso hizo que nadie pudiera pintarla, despertarla o cualquiera de esas maldades que se nos ocurrió viajando.
  En el camino de paso esperaban ansiosas Andrea y Steffy, dos minas macanudas si las hay, que hicieron malabares para poder llegar a Cosquín pero que no detuvo ese impulso loco de andar y que ahí estaban, en medio de la noche con su mochila y su ilusión a cuestas, aguardando el minibús. El final de trayecto de ambas chicas me lo guardo para cuando comparta su historia pero no tiene desperdicio puedo adelantarles.
      Yo sigo contando y le doy la bienvenida a Maria que fue una de las primeras en confirmar viaje y que cargo con la tarea de ser quien cierre la puerta definitiva del minibús, con ella hacíamos equipo completo y solo nos restaba seguir.  Lo que vino después es algo difícil de explicar aún a pesar de que ya paso un año, yo para no ser menos aporte mi cuota de color olvidándome los cañitos que servían para  armar la carpa, lo que hizo que quieran lincharme de todas las maneras posibles pues los deje sin lugar de descanso esa noche.
   La noche de ese Cosquín 2016 fue mágica, se mezclaron sin pena ni gloria los esfuerzos por llegar, los sinsabores y las alegrías, la emoción  de encontrarnos con tantos amigos de todos lados que llegaron para decirle presente a la cantora, como quien llega a reafirmar un romance que aún perdura a través de tantos años y que, al igual que el camino de Sole, aun no escribe su final.
   No podría elegir un momento de esa noche pues sería injusto, todo fue sublime, reímos, lloramos y saltamos con la misma intensidad, si tengo que agradecer por la buena predisposición es a Antonio, quien nos aguanto y bastante, nos trajo sanos y salvos a nuestros hogares.  
  Cosquín fue soñado, planeado y armado con mucho esfuerzo y dedicación, pero llegamos y aprendimos que si queremos podemos organizar los viajes que se nos ocurran , si trabajamos en equipo.  De ese momento especial me queda “brindis” entonado como himno de todos los que estábamos ahí, enlazados en un abrazo gigante a nuestra cantora y sellando un amor que sin duda alguna nos tiene más de un destino preparado por delante, porque ese equipo que se formó se prometió repetir hazaña.
                                                            ¡Los abrazo hasta la próxima chamigos!
                                                                                                   Bety

                                                                                           Mocoretá Corrientes.

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