Cuando conocí a Steffy es necesario contar la
impresión exacta que me lleve de ella pues nada tiene que ver con lo que hoy me
demostró ser. Es que ese día de aquel
viaje a Cosquín 2016 ella nos esperaba en medio de la ruta, junto a Andrea, de
noche, con toda su ilusión a cuestas pero con el miedo lógico que tendría
cualquier persona normal que se suba a un minibús donde iban un montón de
locos, que para cuando ella subió ya éramos como viejos conocidos y estabámos
en plena euforia pues Normita, la mamá de Gisell a quien creíamos seria, y por quien aún conservábamos cierta conducta
normal, se habia despachado con un chiste que nos mostró a todos que sería la
protagonista absoluta de nuestras mejores anécdotas y risas.
En medio de ese contexto subió Steffy y se
sentó detrás mientras el resto ya era una mezcla de risas, desorden, música, el
silbato de Yanina, etc, etc.
Y yo pensé para mis adentros, cuando la ví,
esta piba no encaja en el grupo pues parece tan seria en medio de todo este
desorden que somos los demás. Que lindo
es poder decir que me equivoque por completo con Steffy, pues si bien no hablo
tanto en ese viaje, empezó a soltarse lentamente y despúes en San José y Colón
cuando estuvieron de anfitrionas con Andrea me demostró que mis prejuicios tontos estaban totalmente errados.
Así entonces quise saber la historia en
particular de Steffy y Sole; que arranca diciéndome: lo mío más que una historia es un sueño Bety,
sueño con poder abrazarla, sacarme una foto, tenerla cerca, y es ahí donde yo
me detengo y me doy cuenta cuán importante es para mi compañera de giras
Soledad , pues ella me dice que la escuchaba desde pequeña, y que cuando miraba
sus recitales solía cantar en su habitación cada tema de la chica de Arequito
que todos seguimos y queremos tanto. O
que cuando su papá la sorprendía y la llevaba a los festivales donde actuaba su
ídola era sin dudas su momento más feliz.
Para ella llegó el tiempo de estar lejos de
ese mundo, como nos sucede a todos en algún momento , pero que le permitió
regresar en el 2012 cuando fue a verla al Festival de Baradero
y ahí volvió a reanudar lazo con sus canciones y ese mundo que solo
quienes transitamos podemos entender. Un
dato que llamó mi atención fue que Steffy viajaba sola siempre, hasta que llego
ese famoso viaje en que nos conocimos, y ahí me vuelve a sorprender pues me
cuenta que para ella fue un antes y un después, porque de pronto se encontró
con una banda loca, con la que se emocionó, se divirtió, lloro y hasta se animo
a jugar y que la hizo parte de nosotros sin dudar.
Steffy es una de las nuestras , y lo digo con
orgullo, y mientras yo me distraigo en los detalles ,la piba de San Pedro relata que ese viaje despertó sus ganas de conocer personas con la misma pasión
que ella. Porque en San José por
ejemplo se animó a hacer cosas que no hubiera hecho si estaba sola , pero que
allí rodeada de locos lindos unidos por el mismo sentimiento, se animó.
De ese día recuerdo verla caminando al ladito
de Sole de camino al hotel, sin emitir palabra, como si estuviera viviendo un
sueño y no quisiera despertar. Mientras
los demás apabullábamos a una Sole que venía de la playa , ella solo camino a
su lado.
El sueño de Steffy aún no se hace realidad,
pero algo me dice que no está muy lejos, pues sus ganas de transitar caminos
están mas latentes que nunca, y de perseguir sus sueños sin descanso también.
Este final es distinto, pues tiene una yapita
emotiva y una graciosa, pues la piba de San Pedro, ahí cerquita nomás de
Baradero me cuenta que su pequeño Bautista la despidió llorando cuando se fue a
Cosquín y que se vió el recital solo para ver si allí encontraba a su mamá y
extrañarla un poquito menos.
Y la nota de color la tuvo el trayecto de
vuelta pues su marido, que debia esperarlas en el mismo lugar donde habían
embarcado, por cosas del destino se durmió y ambas hicieron el recorrido hasta
sus hogares a dedo, con una Andrea que no dudó y se puso a buscar transporte
que las lleve de regreso (yo no quiero imaginarme el reclamo al pobre chofer
que no las pudo ir a buscar no porque no quisiera, sino porque simplemente lo
venció el sueño)
Yo me despido de ella agradeciendo un gesto
que tuvo ese día que fue local, y que me acompaña donde quiera que voy: un
llavero que dice “Soledad 20 años” que nos regaló a todos, así es Steffy, mina
macanuda si las hay.
¡Los abrazo hasta el próximo encuentro chamigos!
Bety
Mocoretá.Corrientes
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