viernes, 17 de febrero de 2017

Diario de una gitana: Hoy el sueño de Steffy


  Cuando conocí a Steffy es necesario contar la impresión exacta que me lleve de ella pues nada tiene que ver con lo que hoy me demostró ser.  Es que ese día de aquel viaje a Cosquín 2016 ella nos esperaba en medio de la ruta, junto a Andrea, de noche, con toda su ilusión a cuestas pero con el miedo lógico que tendría cualquier persona normal que se suba a un minibús donde iban un montón de locos, que para cuando ella subió ya éramos como viejos conocidos y estabámos en plena euforia pues Normita, la mamá de Gisell a quien creíamos seria,  y por quien aún conservábamos cierta conducta normal, se habia despachado con un chiste que nos mostró a todos que sería la protagonista absoluta de nuestras mejores anécdotas y risas.
  En medio de ese contexto subió Steffy y se sentó detrás mientras el resto ya era una mezcla de risas, desorden, música, el silbato de Yanina, etc, etc.
  Y yo pensé para mis adentros, cuando la ví, esta piba no encaja en el grupo pues parece tan seria en medio de todo este desorden que somos los demás.  Que lindo es poder decir que me equivoque por completo con Steffy, pues si bien no hablo tanto en ese viaje, empezó a soltarse lentamente y despúes en San José y Colón cuando estuvieron de anfitrionas con Andrea me demostró que mis  prejuicios tontos  estaban totalmente errados.
  Así entonces quise saber la historia en particular de Steffy y Sole; que arranca diciéndome:  lo mío más que una historia es un sueño Bety, sueño con poder abrazarla, sacarme una foto, tenerla cerca, y es ahí donde yo me detengo y me doy cuenta cuán importante es para mi compañera de giras Soledad , pues ella me dice que la escuchaba desde pequeña, y que cuando miraba sus recitales solía cantar en su habitación cada tema de la chica de Arequito que todos seguimos y queremos tanto.   O que cuando su papá la sorprendía y la llevaba a los festivales donde actuaba su ídola era sin dudas su momento más feliz. 
  Para ella llegó el tiempo de estar lejos de ese mundo, como nos sucede a todos en algún momento , pero que le permitió regresar en el 2012 cuando fue a verla al Festival de  Baradero  y ahí volvió a reanudar lazo con sus canciones y ese mundo que solo quienes transitamos podemos entender.  Un dato que llamó mi atención fue que Steffy viajaba sola siempre, hasta que llego ese famoso viaje en que nos conocimos, y ahí me vuelve a sorprender pues me cuenta que para ella fue un antes y un después, porque de pronto se encontró con una banda loca, con la que se emocionó, se divirtió, lloro y hasta se animo a jugar y que la hizo parte de nosotros sin dudar.
  Steffy es una de las nuestras , y lo digo con orgullo, y mientras yo me distraigo en los detalles ,la piba de San Pedro   relata que ese viaje despertó sus  ganas de conocer personas con la misma pasión que ella.   Porque en San José por ejemplo se animó a hacer cosas que no hubiera hecho si estaba sola , pero que allí rodeada de locos lindos unidos por el mismo sentimiento, se animó.
  De ese día recuerdo verla caminando al ladito de Sole de camino al hotel, sin emitir palabra, como si estuviera viviendo un sueño y no quisiera despertar.  Mientras los demás apabullábamos a una Sole que venía de la playa , ella solo camino a su lado.
  El sueño de Steffy aún no se hace realidad, pero algo me dice que no está muy lejos, pues sus ganas de transitar caminos están mas latentes que nunca, y de perseguir sus sueños sin descanso también.
  Este final es distinto, pues tiene una yapita emotiva y una graciosa, pues la piba de San Pedro, ahí cerquita nomás de Baradero me cuenta que su pequeño Bautista la despidió llorando cuando se fue a Cosquín y que se vió el recital solo para ver si allí encontraba a su mamá y extrañarla un poquito menos.
  Y la nota de color la tuvo el trayecto de vuelta pues su marido, que debia esperarlas en el mismo lugar donde habían embarcado, por cosas del destino se durmió y ambas hicieron el recorrido hasta sus hogares a dedo, con una Andrea que no dudó y se puso a buscar transporte que las lleve de regreso (yo no quiero imaginarme el reclamo al pobre chofer que no las pudo ir a buscar no porque no quisiera, sino porque simplemente lo venció el sueño)
  Yo me despido de ella agradeciendo un gesto que tuvo ese día que fue local, y que me acompaña donde quiera que voy: un llavero que dice “Soledad 20 años” que nos regaló a todos, así es Steffy, mina macanuda si las hay.
                                                   ¡Los abrazo hasta el próximo encuentro chamigos!
                                                                                              Bety

                                                                                         Mocoretá.Corrientes

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