lunes, 4 de mayo de 2020

EL DIARIO DE UNA GITANA EN SOLEDAD: HOY DESDE EL JARDÍN DE LA REPÚBLICA LA HISTORIA DE ROMY TUCUS



  

    Buenas y santas diría un paisano que acompaña mis días y hace que por estas épocas sienta un poquito menos este aislamiento social al que debemos someternos para combatir esa pandemia que nos asusta a todos.
   La historia que les traigo hoy me lleva un poquito a los orígenes de mi blog, ya que si bien lo he redireccionado para decir gracias a quienes nos cuidan, sigue siendo el blog de una gitana en soledad, que cuenta historias de aquellos que seguimos a la gringa por donde quiera que vaya. 
   Así conocí a Romy tucus como le digo yo  y a sus amigos, con los que he coincidido en muchos lugares pero con los que jamás he hablado personalmente. Pero para los que formamos parte del grupo que seguimos a sole, definitivamente la mayoría los conoce, los ha oído nombrar, o se los ha cruzado alguna vez, ya que forman parte de los fans más antiguos de la sole; entre los cuales me incluyo; yo también formo parte de la vieja camada de fans y lo digo orgullosa.

  La historia de  amor entre esta tucumana y la sole arranca en Alta Gracia, Córdoba, cita obligada de vacaciones de su familia, cuando ella tenía 9 años, qué si o si debía coordinarse con la fecha en que se realizaba el festival de Cosquin, ya que su abuelo, con quien se crió, y con el cual mantiene un lazo muy cercano, era infaltable en una noche de aquella cita que se realizaba año a año en la Pròspero molina, y de la que Romy era una simple espectadora ya que era apenas una niña cuyas prioridades eran jugar y jugar. Pero su papá esa mágica noche que recordamos todos, estaba ahí pendiente del festival, y de pronto  cuando apareció una gringuita vestida de gaucho, quedó prendado de aquella piba que hizo vibrar a todos con su poncho a cuestas, y quiso compartirlo con Romy, que intrigada por el soplo de ese huracán que vino para quedarse, ponía a la plaza rendida a sus pies aquella noche, decidió mirarla. Desde ese día todo lo que esté relacionado a ella caía en manos de esa tucumana de parte de su papá, desde casettes, pósters, recortes y todo lo que tenga el sello de la pibita de Arequito que nos tenía a todos encantados. A los 11 años se hace compinche de los chicos del fans club Alma Corazón y Vida coordinado por Gonzalo Soraire, uno de los míticos seguidores de sole, con los que empezó a viajar por todos lados, siguiendo a su idola. Romy era muy pequeña cuando viajo sola a su primer Arequito, y al que no deja de visitar nunca cada vez que se realiza,   donde fue haciendo amigos de todas partes del país, con los que se comunicaba vía cartas. Viajera eterna, anduvo por Chile, y por tantos otros lugares del país. Desconectada un tiempo del mundo de Sole, vuelve al ruedo después a través de Facebook, de nuevo, donde conoce a Gonzalo Puntano,  viaja a las Rosas, a la despedida del Beto Arauco, y conocedora del pueblo que la vio nacer a la gringa, insistió para ir hasta Arequito, llevar los regalos que tenían para ella, y que tuvo como premio una visita improvisada de Soledad, embarazada de Antonia a la estación de servicio en la que almorzaban a la salida del pueblo, a saludar y a agradecer las atenciones para ella. En esta Romy tuvo mucho que ver ya que fue la impulsora de ese desvío para conocer a su ídola y me cuenta sin duda que fue uno de esos momentos mágicos que te regala esta gringa bonita que no abandona jamás a su gente como dice el gran Silvio de Buenos Aires.
   La primera vez de la gringa al Atahualpa, después de ser mamá por primera vez,  tuvo en la casa de Romy su sede ya que los chicos de Buenos Aires que viajaron a verla; de los cuales  Alejandro y luana hoy forman parte de su entorno más cercano; fueron a parar al hogar de esta tucumana de buen corazón que los supo recibir y atender a todos.
   Tiempo después vendría Arequito de nuevo, con su bebé pequeño, que cuando lo empezó a organizar con sus amigos paso de ser una simple combi a un colectivo para 60 pasajeros que fue completo y un éxito total .   Esa noche, que para ella fue uno de los tantos viajes acompañando a Soledad, marcaría, sin que mi protagonista lo supiera, en el inicio de una amistad que perdura hasta estos días y que cada vez se hace más sólida conforme van pasando los años.Romy y sus amigos no volvieron a separarse jamás y es habitual verlos siguiendo a Soledad . Ellos son  “los tucus”; Goncho, Gareca, Puntano y ella; y si bien suelen sumarse amigos a las giras, la formación original mantiene sus 4 integrantes como un pacto que va más allá del fin de la vida misma incluso, ya que si bien Puntano dejo este mundo hace un par de años, para ellos sigue tan presente como si no hubiese pasado el tiempo, y eso hace que la ausencia no se sienta tanto. Para ellos Puntano siempre está, y este grupo de amigos sigue tan unido como en ese entonces y cada vez que les toca viajar, la meta es hacer lo posible para que cada destino con Soledad, los tenga a los tres juntos, quizás sin saberlo, y por esa magia que aún desconocemos de que se trata, y que solo cobra vida cuando vamos a verla y a renovar ese pacto de amor,  siempre se logra. Yo recuerdo haber tenido la posibilidad de haberlos tenido cerca en Arequito 2010, cuando, por cosas del destino, los tuve cerca y pude ver la emoción de ellos cuando detrás del escenario en ese Arequito a la carta, apareció el mensaje a su amigo, que esa vez no fue de la partida pero que logro estar presente a la distancia.
  El marido de Romy se lleva todos los halagos, junto con su familia, fiel compañero que suele bancar a esta piba, de alma aventurera, que hace de cada viaje a ver a su idola, un momento para compartir con ese grupo que ella quiere tanto y con los que mantiene un pacto de amor y amistad que va más allá del fanatismo por Soledad. Para ella, son familia, esa que tenes la posibilidad de elegir y con los que se permite ser cien por ciento Romy.
   Si le pregunto si se imaginaba que esa noche en el 96, la piba de Arequito se convertiría en parte importante en su vida, me dice sin dudarlo que no.
   Para mi protagonista igual que para mi, y para muchos de los que la seguimos hace tantos años, la sole ha sabido ser sin saberlo responsable absoluta de grandes e inolvidables momentos vividos a través de su música; es algo que no se puede explicar. Es esa magia de la que yo suelo hablar muchas veces en mis historias, y que cobra vida cuando coincidimos en algún lugar para verla. En ese momento ella nos suele mirar, y renovamos ese pacto de amor   que no conoce de fronteras ni tiempo. Soledad  nos conoce y no abandona a su gente, y por alguna razón que solo los que la seguimos entendemos de que se trata, hacemos esa peregrinación loca a sus pagos cada vez que festeja sus cumpleaños, o en algún destino que nos permita verla, encantados por el sonido de su voz.
  La yapita de esta historia me la permito hacerla esta vez mas extensa y es aquí donde les vengo a contar el porqué de esta historia. Yo conocía a los tucus, en el mundo Sole, como conozco a tantos fans con los que a veces puedo tener contacto, y otras como en este caso, solo a la distancia. Pero ese afán curioso que suelo tener, de observar un poquito más allá, me permitió cruzarme con la emoción de Romy y sus amigos esa noche en el 2010, cuando Sole invitó a subir, en el último de los sorteos que hizo esa noche a Cristian, y en ese “Canciones a la carta” el espectáculo, saludo a sus amigos,  en especial a Romy con la cual habían pasado todo tipo de contratiempos ese día, razón por la cual ese regalo inmenso de estar cerca d sole y poder compartir con ella en primera fila resulto ser un lindo regalo que hizo que todo lo demás pase a segundo plano esa noche, porque todo simplemente valió la pena.  Son esos momentos en que uno deja ver su alma misma, y para quien es espectador en primera fila es un espectáculo maravilloso. Aquella noche pude verle el alma a los tucus y es algo que pocas veces volví a ver; entonces cuando por azar romy me contacta hace poco por un concurso en el que participó; no lo dude; y se me vino a la mente aquel día.  Así fue que  le dije a esta tucumana de hablar pausado y cantado, que quería contar su historia.
    Si le pido que mencione otro de los momento que la marco en su andar detrás de la sole, ella recuerda el Cosquín del 2016, el año en que se cumplieron 20 años del debut de la gringa por esa plaza, ya que no solo significó el regreso de Romy a Cosquín después de haber perdido a quien la crió de pequeña, sino también se fundieron la nostalgia de la partida de Gonza y la alegría del cumpleaños de Gareca. Toda esa mezcla de sensaciones, sumados al hecho de ver a su ídola ahí, sabiendo que había formado parte de aquel día en que todo comenzó, hizo que esa noche quedara grabada a fuego en el corazón de esta tucumana que me habla cantado y que me cae cada vez mejor.
   Dicen por ahí que los buenos amigos resisten el paso del tiempo y la vida misma, y yo soy una convencida que es así, Romina y los tucus son un claro ejemplo de esto y tuve la suerte de podermelos cruzar. Me queda un abrazo pendiente de esos que me gustan a  mí,  que me permiten armar mis partecitas rotas, y que solo encuentro cuando me voy a ver a Soledad por ahí, mientras suena bajito soledad cantando “De Simoca”, como si puntano desde algún lugar me estuviera haciendo un guiño, haciéndome saber ,que él también quiere estar, para dejarle un abrazo a esos amigos entrañables que tanto camino recorrido tienen y que lo tienen siempre presente por donde quiera que van.
   Yo me despido hasta la próxima historia, me llevo una sensación bonita, de haber podido conocer un poquito mas a los tucus, y de saber que el día menos pensado me los voy a volver a cruzar. Pero esta vez sé que será diferente, ya que seguramente los voy  poder abrazar, compartir un mate, o alguna cerveza, o lo que ellos quieran; en algún festival, adonde me lleve esta gringa bonita con la que escribimos un camino que a Dios gracias aun no escribe su final.

                   HASTA LA PRÓXIMA HISTORIA CHAMIGO
       
                         BETTY DE MOCORETÁ CORRIENTES

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