viernes, 27 de marzo de 2020

HOY LA HISTORIA DE LAURA” DE VOLVER NACER A PARAMEDICO Y SIN ESCALAS”



  Buenas y santas diría el paisano con el que arranco mis historias y que me hacía sentir un poco sola porque no se acercaba a saludarme, pero que le encontró la vueltita, a esta prohibición de acercarnos por nuestro propio bien, mandándome superhéroes sin capa para charlar aunque sea a la distancia; que sin querer y por una iniciativa que no iba a pensar que funcionaria, resulto ser que hizo que se genere un lindo despelote de esos lindos que tanto me gusta contarles.


Así llego a mí la historia de Laura, una piba de mi pueblo con la que charle anoche por teléfono, justo después de que termine su turno, pero que acepto encantada cuando le conté de esas ganas mías un poco raras de decir gracias y aportar un granito de arena a esta causa. Mi protagonista de hoy tiene una de las profesiones más lindas y que mejor que su historia para poder homenajearla: Laurita es paramédico, con todo lo que eso implica en estos tiempos, y es una profesión en mi caso nueva, ya que no había oído mucho de ella, pero que me llego de la mano de mi hermana Perla, o de mi amiga Romy de Mercedes que encontraron en ella su vocación de ayudar a los demás. Entonces me preparo mis infaltables amargos, y arranco a escuchar a mi compueblana que empieza su relato diciéndome que su vida empezó de nuevo a los 17 años después de un grave accidente automovilístico que sin duda alguna marco un antes y un después en su destino. De repente en la charla aparece su abuela, que menciona varias veces en su relato, gestora de grandes valores que supo inculcarle, acerca de tener lo suyo, de luchar por sus ideales, de no rendirse nunca y de seguir pase lo que pase. Laura es secretaria auxiliar contable, auxiliar farmacéutica, catequista, tesorera del CAM, uno de los clubes de nuestro pueblo, profe de tejido en una escuela para adultos, mama full time, y por si fuera poco hoy paramédico. Y saben que es lo que tienen en común todas estas profesiones por las cuales paso mi entrevistada: es que todas fueron Add Honorem. Cuando la escucho decirme eso, cuando me habla de ese sentido y de esas ganas de ayudar al otro sin esperar nada a cambio , por el solo hecho de agradecer nomas una segunda oportunidad que le dio Dios de seguir por estos lados , es que me detengo un segundo, y se me forma un lindo nudo en la garganta mientras pienso para mis adentros sonriendo, esta piba sí que entendió todo. Cuantos podrían imitarla, y en este pensamiento no va un palito para nadie, sino más bien como decía mi abuelo “ a quien le quepa el poncho que se lo ponga”. Porque para llegar donde llego, esta guainita como decimos aca en mis pagos, que muchas veces me cruzo en las calles de mi lugar en el mundo y con la que cruzamos saludo y seguimos, se preparó en cada una de las áreas  que se formó bancándoselas solita, con el apoyo de los suyos, que orgullosos como cada uno de los que nos quieren siempre han sabido apoyarla. En medio de nuestra charla surge muchas veces la palabra “señales de Dios”, que a medida que va pasando el tiempo, cuando las fuerzas a veces amenazan con aflojarle, por aquellas cosas que a todos nos pasan y nos hacen bajar la guardia, a ella le sirven como empujón para saber que está en el lugar indicado, y que por más que le digan que aun su carrera por ejemplo aún no tiene el reconocimiento que debería, y siempre se habla a futuro de los paramédicos, ella sabe que es ahí donde debe quedarse. Yo la escucho atentamente y mientras me habla me deja escapar sus sentimientos, y un par de veces la noto quebrarse, me habla de sus miedos, de todos los cuidados que toma al salir de casa y al volver, de su frustración cuando su laburo no es del todo reconocido, a pesar de que ellos le ponen el alma en cada guardia. Sin embargo ella sigue firme, segura, hablándome desde la resiliencia de quien ha pasado trago amargos, pero que aun así conserva intacta su vocación de ayudar al otro. Tengo muchas en común con Laura, desde esa abuela que le inculco valores tan lindos, esos hermanos que yo conozco y que son tan unidos como lo soy yo con los míos, pero  me tengo que detener en Oscar “Tweety” para mí, uno de ellos, que cada vez que me lo cruzo se ríe de ese apodo que le puse hace años y que a pesar de haber pasado tanto tiempo cuando volvemos a charlar vía face siempre nos hace reír como en esas épocas. Esto solo me pasa en mi pueblo, y tiene que ver con el hecho de haber compartido parte de mi adolescencia con muchos de los protagonistas de mis historias que seguramente y si logro que se animen, voy a seguir contando. Pero hay una cosa que me emociona de forma particular en mi protagonista y me conecta directamente con lo que yo soy: Laura es una mina que va al frente, que se juega por lo que ama, que lucha sin dar el brazo a torcer, pero que no abandona nunca sus sueños, y eso no se compra con nada. Cuando le conté mi idea, acepto sin ponerme ninguna traba, y nos pusimos mano a la obra, ella contándome su rutina diaria, mientras yo en mi cabeza empezaba a ordenar las palabras que como siempre que me llega una historia se empiezan a amontonar y se me quieren salir todas juntas. Entonces repito el ritual que no me falla a la hora de contarlas: preparo mi mate amargo, pongo al azar algún temita de esa Sole que yo amo tanto, sonando bajito y que por un capricho del destino, siempre me lleva al lugar indicado, me siento en el patio de mi casa, lugar que realmente hoy considero privilegiado y me dejo llevar por ese duende festivalero que yo digo que me muestra las palabras correctas.
   Por acá las cosas no cambian, yo voy a seguir cruzándome a Laura en el pueblo, nos vamos a saludar como siempre, ella va a cumplir seguramente cada meta que se proponga, y ese reconocimiento que anhela hoy en su profesión y que aún se le hace esquivo, va a llegar antes de lo que se imagine, porque para quien pone el alma entera en lo que hace, siempre hay una recompensa.
   Ojalá les guste la historia de Laura, un paramédico de mi lugar en el mundo, o de “Mi Mocoreta” como dice ella orgullosa. En mi caso,  cuando pensé en cómo podía decir gracias a mi manera, no se me ocurrió otra cosa que hacerlo desde algo que yo amo hacer y que me permite soltar palabras. 
La yapita final que me guardo es cuando nos toca elegir las fotos para ilustrar mi escrito, ud. entenderá de que hablo señora, es que a las chicas a veces nos cuesta un poquito decidirnos en estas cuestiones, de puro vuelteras nomas.
     GRACIAS LAURA POR CUIDARME EN ESTOS TIEMPOS DIFÍCILES, POR SER SIN DUDAS HOY UN HÉROE SIN CAPA DE ESOS QUE YO TAN ORGULLOSA ME SIENTO, PORQUE TODOS DEBEN SABER QUE DETRÁS DE CADA UNO DE ELLOS, Y DEL ESFUERZO QUE HACEN DÍA A DÍA PARA PODER CUIDARNOS, HAY PERSONAS SIMPLES, CON HISTORIAS COMO LAS TUYAS, LAS MÍAS Y QUE MERECEN SER CONTADAS.
                                          HASTA LA PRÓXIMA HISTORIA
                                                BETTY DE MOCORETA CORRIENTES!
  

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