jueves, 2 de abril de 2020

EL DIARIO DE UNA GITANA EN SOLEDAD: HOY LA HISTORIA DE ESTEBAN



  Buenas y santas diría el paisano, que saluda a todos alegremente al comienzo de mis historias y que por estos días anda entretenido por la cantidad de gente que anda por este blog, a pesar de que no podemos vernos, ni compartir un mate de verdad, como solíamos hacer antes, y como seguramente vamos a volver a hacer.
  Las historias que suelo escribir me llegan casi siempre en primera persona, lo que hace más fácil mi laburo, pues a través de los gestos, de las voces, de las expresiones de mis entrevistados es que yo suelo percibir eso que no dejan salir a través de las palabras, y que hacen que mis relatos sean mas entretenidos.  Y es que ese es uno de los objetivos de mi blog, ya que trato de mostrar la esencia de cada uno de los protagonistas que me visitan en mis líneas, porque ustedes coincidirán conmigo que no hay nada más lindo que sentarse a descubrir esas historias que se esconden detrás de un guardapolvo, un ambo, o en este caso un uniforme de gendarme.
   Esteban, definitivamente es la excepción a todas mis reglas, ya que es reacio a contar acerca de su vida, y me dio más trabajo del habitual, así que el mérito grande de que lo hayamos logrado definitivamente se lo lleva su hermana Alba, que me hizo las veces de cómplice para que pueda contar la historia de ese hermano suyo, que por estos días le toca salir a las calles, a cumplir su trabajo, y cuidar de todos nosotros, en estas épocas difíciles que nos toca afrontar.
  Por eso la profesión de Esteban, me parecía que tenía que estar acá, no solo porque es un hijo de mi pueblo, sino que también es un excelente profesional en lo suyo.
  El gendarme de mi pueblo, es el sexto de los siete hermanos, hijos de María Ramona Martinez y según cuenta la historia de don Pedro Ruiz Díaz.
  Realizó sus primeros pasos en la Escuela N° 644, “Justo José de Urquiza”, supo trabajar de joven, en lo que salía según relata orgulloso, y cuenta en su haber el haber sido repartidor, vendedor de revistas, peón en aserraderos y tantas cosas más de las que no reniega y recuerda, pues le permitieron emigrar a Paraná en busca de un futuro.
  Esteban sabe que a los sueños hay que ayudarlos, es por eso que no se quedó quieto y empezó a buscar opciones. Luego de haber zafado del servicio militar  probo suerte anotándose en prefectura y en la policía de la provincia, siempre buscando esa oportunidad de salir adelante.
  Antes de seguir su relato lejos de su pueblo, Esteban detiene el tiempo de pronto, y con esa nostalgia de quien suele recordar algo lindo, sonríe y me habla de la época en que trabajo limpiando la casa de doña Rita Zandoná, lugar por el que cada vez que suele pasar cuando anda por mis pagos, lo lleva inevitablemente a esos días.
  Nadie es profeta en su tierra, dice Esteban, y en esto me permito no estar de acuerdo, porque si hay alguien orgulloso de sus hijos, es la gente de Mocoreta, pero si pensáramos todos iguales este mundo loco al que todos estamos acostumbrados se nos tornaría aburridos, así que bienvenida  la posibilidad de pensar distinto, y que eso no impida que nos podamos sentar a charlar, mate de por medio, de los recuerdos de su lugar.
Volviendo entonces a su relato me cuenta que ingreso a Gendarmeria el 21 de Octubre de  1991, y que allí comenzó una travesía por esa prestigiosa institución de la que hoy forma parte orgulloso. Estuvo 6 meses de curso en Barreal San Juan , desde allí le salió el pase al Escuadrón 4 de Chajari, Entre Ríos y de ahí el pase al Móvil 1 en Campo de Mayo.
Supo estar en los cortes de ruta en Cutral Có, Neuquén, en el acuartelamiento de la policía en Mendoza y luego se fue de pase a Neuquén capital, donde estuvo por 18 años. De ahí lo trasladan a custodia de judíos en capital por el Atentado a la Amia y tiempo después regreso a Campo de Mayo, hace 3 años, lugar donde se desempeña por estos días.
Cuando le pregunto que importancia tiene en su vida su profesión , me responde sin dudar que cada vez que corre el tiempo se aferra más a su trabajo, y es en ese momento en que me deja ver ese lado que todos muchas veces desconocemos de este gendarme como el de tantos otros. Esteban habla de los sinsabores con los que suele toparse en sus jornadas, del esfuerzo que realizan y los riesgos a los que se exponen en tantas ocasiones cuando realizan operativos, o de esa visión errónea y de prejuzgar la mayoría de las veces a quien porta un uniforme de gendarme. Pero nuestro trabajo es así, dice mi protagonista y en el momento en que te calzas el traje lo haces sabiendo los riesgos que implica dedicarse a esto, es por eso que no hay que tener miedo, relata muy seguro, porque nuestro destino está marcado y lo que tenemos destinado simplemente no lo podemos evitar. Quizás por eso Esteban dice que antes de cada jornada él se encomienda a Dios y  su Gauchito Gil, y sale seguro a la calle, a cumplir con su labor.
    Papa orgulloso de 3 hijos. Laura, Enzo Nicolás y Milagros  Abril que son su debilidad, Esteban tiene como hobby correr maratones, y cuando llega a esta parte y me cuenta que suele hacer 17 km. Trotando yo me canso solo de escucharlo hablar. Es sabido para quienes me conocen que el deporte definitivamente no es mi pasatiempo favorito, por lo tanto cuando alguien suele dedicarle tantas ganas, merece mi admiración, pero nada mas.
    Para los que vivimos acá,  Esteban no es el gendarme, sino el amigo de Chelo y Blanca, el hijo de María, el hermano orgulloso de Alba, o el pibito de pueblo que si bien se fue hace muchos años, nunca se olvido del lugar que lo vio nacer.
   El gendarme de mi pueblo, anda por estos días de visita en estos pagos, compañero incondicional de su mama, y se reincorpora el Miércoles a sus funciones, justo en  la época mas dura que nos toca transitar, aquí me gana la preocupación de su hermana, que fue quien me inspiro a escribir esta historia, pues charlando con ella, se de la preocupación que tiene de que puedan estar a salvo, ya que les toca salir a pelearla, expuestos como tantos otros que ejercen una profesión de esas que hoy cumplen la tarea de ser héroes en cada uno de sus trincheras.
   Su lugar en el mundo, siempre lo va a estar esperando, aquí tiene a su gran amor; su mamá; por aca viven sus hermanas y duermen intactos sus recuerdos de su niñez y adolescencia.
   Es por eso que nunca olvida sus orígenes y cada vez que tiene la posibilidad regresa donde los suyos, su tierra, su Mocoreta.
     EL GRACIAS EN ESTEBAN SE HACE EXTENSIVO A TODOS SUS COMPAÑEROS, POR LA INMENSA LABOR QUE REALIZAN A DIARIO, MUCHAS VECES SIN RECONOCIMIENTO, MUCHAS VECES CON RIESGOS, PERO CON LA CONVICCION INTACTA DE QUE ESTAN CUMPLIENDO CON SU DEBER, DE SERVIR A SU PATRIA.
                                 HASTA LA PRÓXIMA HISTORIA CHAMIGO
                                           BETTY MOCORETA CORRIENTES

 

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